El 15 de noviembre del año 2000 Xavier Hernández
(Terrassa, 1980), jugó, contra Holanda, su primer partido con la
selección. Lleva 99. El próximo viernes, en Granada, de no suceder nada
extraño, el centrocampista del Barcelona entrará en el club de los 100.
Unirá su nombre a los de Zubizarreta (126), Raúl (102) y Casillas (117),
futbolistas que le anteceden en el lugar reservado a los más grandes.
Los cien entorchados del volante representan un paseo por la historia
reciente del fútbol español, la historia de un camino que llevó a La
Roja a la cima del mundo en Johannesburgo a base de pases de Xavi.
Pregunta. ¿Recuerda su primer partido con la selección española?
Respuesta.
Contra Holanda. Nos ganaron 1-2. Pero antes de ese debut con la
absoluta hubo muchos. Tengo la sensación que llevo jugando con la
selección toda mi vida.
P. ¿Se le pasó por la cabeza alguna vez que jugaría 100 partidos con España?
R.
Durante el Mundial me di cuenta de que me faltaban pocos y que si el
míster quería, llegaría. Pero claro, antes no, ¿estás loco? Yo solo
quería jugar algún día en el Barça, eso ya me parecía algo imposible,
era una cosa muy lejana. Jugar 100 partidos no me lo planteé hasta hace
bien poco. Y me hace mucha ilusión, la verdad.
P. ¿Usted es muy de La Roja?
R.
Mucho, muy de La Roja. Me gusta mucho ir a la selección. Es un plus
para mí. Una vez Luis Aragonés me dijo. "Esto, sentimientos e ideología
al margen, es fútbol. ¿A usted no le gusta jugar al fútbol?". Y tiene
razón. ¿A quién no le gusta jugar al fútbol? No sé, yo me he criado en
el Barcelona, esa es mi casa, pero la selección me ha dado mucho, me ha
hecho mejor todavía. Yo me veo como era el primer día que fui a la
selección, me veo ahora ¡y no me lo creo!
P. ¿Recuerda su primera vez?
R. ¿En la selección?
P. Sí, claro...
R. Fue
un entrenamiento con 16 años, estuve tres días en Madrid. En noviembre.
Vila, que era mi entrenador, le dijo a Teodoro Nieto, técnico de la
federación, "llévate a este que va bien y a ese que es muy bueno". Con
Santisteban hacían la selección. ¡Unos nervios! También estaba Iñaki
Sáez, que daba mucho respeto, ¡y luego le conoces y es un Bonanza!
Estaban Llorente, el de la Real, Iker Casillas, Soriano, Aranzubia,
Varela, del Betis, Orbaiz, Yeste... De esa selección muchos jugamos en
Primera. Tenía la sensación de estar viviendo tres días determinantes.
Era: "Me hago futbolista o no". Y me salió bien.
P. ¿Cuántas pelotas perdió aquellos tres días?
R.
No, jugué bien, fluido. La moví bien. Me fui contento. No se olvidan
los errores... Me acordaría. Lo haría bien porque me seleccionaron para
la Meredien Cup en Portugal. Ganó Nigeria. Allí fichó el Barça a
Okunowo. Simão fue el mejor del torneo, yo quedé segundo... En la
selección van a piñón fijo: crean un grupo y con esa base van
subiendo... Pasas a ser un habitual y eso te da un plus en el fútbol
base del club.
P. ¿Por qué?
R. Los
entrenadores te miran diferente, te valoran más. Y los compañeros
también. Tú vas a la selección, y eso es algo que te da un punto de
confianza más. El rival sabe que juegas en la selección y eso se nota en
el campo, te exigen más. Pero la selección te va dando prestigio. Es
diferente ser internacional a no serlo, pregúntale a Valdés. A nivel
profesional es muy bestia cómo se nota. Te da un estatus... Y te exige,
porque piensas: como no curre no vuelvo.
P. ¿Desde aquella primera experiencia, siempre volvió?
R.
Sí, ese mismo año, en 1997 fui al Mundial sub 17, en Egipto, con
Casillas, Sousa, Camacho, del Huesca, Corona, del Almería... Quedamos
terceros. Ganó Brasil con Ronaldinho. Jugamos la semifinal contra Ghana.
Brasil tenía a Matuzalem, Geovanni, uno pequeñito que jugó en el Barça,
Ronaldinho, Mancini, del Roma. ¡Teníamos unas ganas de triunfar! Éramos
todo ilusión. Había mucha armonía, lo pasabas de muerte. Se habla más
en las inferiores, compartes más, porque tienes las mismas inquietudes,
tu vida es solo eso. Yo creo que el miedo te hace hablar. En la A ya te
conoces tanto que te lo has dicho todo. Yo en la selección me lo he
pasado muy bien.
P. ¿Por qué suele decir Iker que las mata callando?
R. ¡Si
soy muy formalito! Él sí tiene peligro. Pregúntale a Blas, del Lleida.
Jugábamos a las cartas y siempre ganaba Iker. Tú tenías tres cartas pero
si salía el as, te chupaba todas. Y a Iker siempre le salía... de
debajo de la mesa, claro. En la selección he disfrutado mucho jugando,
me han tratado muy bien y además, he hecho muy buenos amigos.
P. ¿Le ha generado algún problema ser catalán?
R.
Nunca, dentro de la federación nunca. Nunca he tenido problemas por
eso. Yo soy de las personas, y hay muy buena gente. He calado, me han
calado a mí, y siempre me he sentido a gusto y respetado. Más allá no
entiendo de otra cosa. Me he sentido valorado en la selección. Y de aquí
para allá igual, el Barcelona siempre ha ayudado a que yo pueda ir a la
selección, siempre.
P. ¿Qué aporta un jugador hecho en el Barça a la selección?
R.
Nosotros somos unos románticos. Básicamente, estilo, el gusto por tocar
la pelota. El futbolista catalán o hecho en el Barça cuida muy bien la
pelota. El que viene del Madrid, por ejemplo, es muy competitivo, muy
fuerte mentalmente, nunca baja los brazos.
P. Se dudó de su compromiso. ¿Eso no fue por ser catalán?
R.
Hombre, sí, se dijeron muchas tonterías de mí, pero no en la
federación. Me acusaron de taparme la bandera en las medias y eran las
rayas de Adidas. No quise entrar nunca en eso porque es ridículo. ¿Qué
compromiso quieren que demuestre si he jugado 99 veces con la selección?
¿Qué más quieren? Yo hago las cosas porque las siento y doy todo lo que
tengo. Juego en este equipo desde los 16 años. He jugado con golpes,
esguinces... pero no se lo cuento al periodista: "Oye mira, que voy a
forzar".
P. ¿Qué le ha enseñado la selección?
R.
A competir. Eso ya lo llevas del Barcelona, pero a nivel competitivo
las selecciones dan un plus. Juegas con el Barça contra un equipo sueco y
no es lo mismo que cuando juegas contra los once mejores suecos. Te vas
a Lituania, y es jodido, a Grecia, y es jodido... Como de juvenil, que
jugabas contra equipos africanos, llegabas al campo y pensabas, "Oiga
¿seguro que estos señores tienen 17 años?". ¡Y gánales, claro! En ese
sentido, España siempre ha sido muy competitiva. Y ahora que lo pienso, a
mi África se me ha dado muy bien.
P. ¿Por qué?
R.
Fuimos terceros en Egipto, ganamos el Mundial sub 20 en Nigeria y
ganamos el del año pasado en Sudáfrica. Pero siempre me he puesto
enfermo. En Egipto pille una conjuntivitis, en Nigeria me puse fatal.
Estábamos a 39 grados y dormía con chándal y manta del frío que tenía,
sudando como un perro. A Gabri lo echaron de la habitación para que no
se contagiase. Perdí cuatro kilos. Y en Sudáfrica, en las
Confederaciones, pillé una alergia de animal. Pero África siempre me ha
dado suerte y me gusta mucho. También estuve de vacaciones en Kenia y
Egipto. La gente es súper amable, me gusta.
P. ¿Por qué no fue elegido el mejor jugador en el Mundial sub 20 de Nigeria?
R. Hubo
un lío. Vinieron Tabárez y Platini en nombre de la FIFA a felicitarnos,
nos dijeron que había ganado el premio al mejor del torneo y que Gabri
era segundo... pero resultó que no. En la gala premiaron a otros, ganó
Keita. Orbaiz, que era nuestro capitán, dijo: "Pues nos vamos de la
cena". Y nos comimos una pizza. Fue un Mundial durísimo. Comíamos
espaguetis quemados.
P. ¿Disculpe?
R. Sí,
cuando se pegan en el fondo de la olla y quedan negros, ¿sabe?
¡Buenísimos! ¡O comíamos eso o nada! Estábamos en un hotel donde el
cocinero ponía los huevos en la plancha y los giraba con la mano. Yo le
dije a Gabri: "Máquina, ese te lo comes tú..." nos queríamos ir.
Lorenzana nos amenazó con abrirnos un expediente. Nos dijo de todo. Fue
una situación muy violenta.
P. ¿No ha tenido nunca problemas con nadie, con ningún entrenador?
R. No,
yo no soy así. He tenido muchos técnicos y nunca me he encontrado con
un cabrón. Claro yo hablo por mí, otro pensará otra cosa, pero yo estoy
muy agradecido.
P. Le hizo debutar Camacho. Es fácil creer que el tipo de futbolista que le gustaría al murciano no se parece mucho a usted.
R.
El primero que me llama es Camacho. Se lesiona Pep, empiezo a jugar con
Sergi, Luis Enrique, Puyol.... Debuto en Sevilla, 1-2, con goles de
Hasselbaink y Frank de Boer. Me dijo: "Chaval, yo te conozco,
tranquilo". Me llevó a mi primer Mundial. Salí en la prórroga contra
Corea, jugué ante Paraguay, y de titular contra Sudáfrica. Camacho era
muy motivador, se le considera defensivo, pero nos hacía dar buen trato a
la pelota, con él se tenía que estar muy despierto. "¡Venga, vamos!",
estaba muy encima. La experiencia fue triste, porque fue muy injusta la
eliminación contra Corea. Jugamos muy bien, pero el campo estaba muy
seco... Joaquín y Valerón lo hicieron todo bien, ¡jugaron un partidazo!
¡Cómo corrían los coreanos! No se cansaban nunca. Yo pensaba: "Ya
bajarán, en la prórroga revientan". Pero seguían corriendo, llegamos a
los penaltis y seguían corriendo. Ese día fue duro. No se me olvida la
imagen de Hierro, en el vestuario, llorando. Me hizo polvo. Fue su
último partido con la selección... una putada. No nos lo merecíamos, era
el momento de cambiar la historia.
P. Tampoco fue titular en la Eurocopa de Portugal...
R. Estaban
Baraja y Albelda, eran la pareja de moda, estaban a un nivel
sensacional. Xabi Alonso y yo éramos suplentes. Yo acabé muy bien la
temporada, con el gol en el Bernabéu... Yo creo que Iñaki quería meterme
más, pero no encontró el momento. Con Iñaki me lo he pasado muy bien,
es muy buena gente. Siempre decía: "Y si hay problemas, zapatazo y parriba
con el cacharro". Un gran tipo, pero no nos fue bien. A este nivel si
no ganas... y no pasamos de la primera fase. Iñaki es "vive y deja
vivir", muy tranquilo, muy normal.
P. Lo mismo que Luis Aragonés...
R.
¡Igualitos! A Alemania no llegué bien. Luis me esperó, pero no llegué
fino. Venía a verme a Barcelona, preocupado por mi rodilla. Vino Paredes
[preparador físico] a subir a La Mola mientras me recuperaba ... Luis
me llamaba mucho, me ha marcado. La confianza que él me dio no me la dio
nadie. Me decía: "Usted no es japonés. Usted entiende las cosas, usted
no es japonés". Yo flipaba. Hablábamos mucho. Fue un momento muy duro
para mí porque ¡le daban unas hostias!... Pero es muy grande. La palabra
fútbol en el diccionario tendría que llevar al lado la foto de Luis. Es
muy listo. Te miraba en el entrenamiento, se acercaba y te decía:
"Usted está haciendo el jeta, ha venido a entrenarse y no le veo. ¡A mí
no me gustan los jetas!". Y se iba. Luis nunca engaña, va de cara. Yo
creo que marcó un punto y aparte en la historia del fútbol español,
porque se atrevió a juntar a los pequeños en la Eurocopa.
P. ¿Cómo vivió el Mundial de Alemania?
R.
Fue complicado. Había gente muy veterana que no participaba. Fue un
problema, había una jerarquía muy fuerte que no se sentía cómoda. Lo
peor vino después. Yo no sé qué pasó con Raúl, yo le aprecio mucho. Es
muy buen tío. Lo que tuvieron, ellos sabrán. A mí se me hizo muy
incómodo. El camino a la Eurocopa de 2008 se hizo muy duro.
P. ¿Hasta qué punto la figura de Luis es trascendente en la selección?
R.
Yo creo que el punto de inflexión lo marca Luis. Él apostó por los
pequeños, él marcó la línea. Con él empezó todo, porque nos juntó a los
pequeños, Iniesta, Cazorla, Cesc, Silva, Villa... Con Luis hicimos la
revolución, cambiamos la furia por el balón y le demostramos al mundo
que se puede ganar jugando bien. Si no ganamos la Eurocopa no hubiéramos
ganado el Mundial.
P. ¿Y el momento determinante?
R. Iker
cambió la historia contra Italia. Lo viví en el banquillo, porque Luis
me cambió. ¡Me entró un cabreo! Y desde fuera es tremendo lo mal que se
pasa. Hasta los penaltis, porque sabía que estaba Iker. Me he criado con
él y sé que siempre aparece. En el Barça me pasa con Valdés lo mismo.
Llevo tanto tiempo viéndoles hacer paradas... Sabía que aquella noche en
Viena estaba Iker y la historia iba a cambiar. La única vez que le
traicionó la flor fue en Corea.
P. ¿En el penalti que se le escapa?
R.
Sí, le pasó por debajo y pensé, "cagada, perdemos". Con Irlanda paró
uno durante el partido pero contra Corea... la tocó, entró y en ese
momento supe que no ganábamos.
P. ¿Cree que Iker lo pasó mal en el Mundial?
R. También a Busi
(Busquets) le dieron muchos palos, se lo cargaron en el primer partido.
Interpreto que en el caso de Iker lo pasó peor Sara, porque él ya
estaba acostumbrado a ser el foco de atención, pero ella, pobre... Se
tenía que sentir mal porque sabía que se estaban metiendo con Iker... No
tuvo que ser fácil. Pero en ningún momento nos afectó en el juego, eso
son tonterías. Nos unió como grupo. Con Iker nos conocemos hace muchos
años, como con Marchena. Hablamos mucho. Marchena es de esos que es
importante juegue mucho o juegue poco, porque aporta mucho.
P. ¿Estaba en la reunión del club de críquet?
R.
Sí, estaba él. Hierro, Xabi, Marchena, Ramos. Hablamos de que lo
carecíamos adelante, de que era una oportunidad única y si no la
aprovechábamos nos arrepentiríamos toda la vida.
P. ¿Qué papel jugó Del Bosque en Sudáfrica?
R.
Principal. Del Bosque tocó un poco lo que había, no mucho, pero sin
ego, sin ganas de decir aquí mando yo. Básicamente respetó la misma idea
futbolística y trató de mejorarla con respeto.
P. Casi un año después, ¿qué le queda de ganar el Mundial?
R.
Tengo la sensación del haber cumplido, la feliz sensación del deber
cumplido. Ya no tienes esa angustia de pensar "tenemos que demostrar que
podemos ganar algo". No, ya no, ahora voy a disfrutar, a pasarlo bien:
ya somos campeones del mundo... No pienso mucho en ello, pero es así. Yo
veía a Alemania, a los italianos y pensaba que nunca seríamos como
ellos. ¡A los brasileños les miraba como a extraterrestres! Me queda,
además, el gusto de cómo lo conseguimos. Ganamos jugando bien, pensando
en la pelota. Reivindicamos un tipo de fútbol ante el mundo y eso queda
para siempre. Exige mucho, porque al rival le basta el empate para tirar
cohetes. Cambiamos la furia por el balón.
P. Pues Argentina y Portugal arrasaron. ¿Han perdido competitividad?
R. No, no es eso. Nos faltó motivación, seguramente. Pero cuando hemos tenido que ganar, cuando había puntos, no hemos fallado.
P. El Mundial ha generado que le aplaudan en todos los campos...
R. Sí, así es. Encantado. Me gusta saber que tengo el cariño de la gente. Es lo mejor de todo.
P. De los 99 partidos, ¿con cuál se queda?
R.
Uf, no sé, con la final de Sudáfrica, ¿no? Bueno, futbolísticamente,
mejor la de la Eurocopa. En Austria jugamos muy bien, en el Mundial fue
dificilísimo... Personalmente, el mejor fue ante Inglaterra en el
Bernabéu, el día que echaron a Rooney. ¡Me aplaudieron en Madrid,
imagínate!
P. ¿Y su mejor pase con La Roja?
R. Uno de tacón a Villa en el Mundial, el de Torres en Viena, o el de Puyi contra Alemania... Esos por decisivos, pero seguro que te saco alguno mejor.
P. ¿Hasta cuándo jugará en la selección?
R.
No sé, 100 más y lo dejo, ¿no? En serio, mientras quieran, pueden
contar conmigo. Yo, encantado. De momento pienso en la Eurocopa, pero
igual llego a Brasil, no estaría mal, ¿no?