No han ganado el Balón de Oro. Ni siquiera aparecen en la lista cerrada que la redacción deportiva de la revista ‘France Football’ confeccionó para elegir a los mejores jugadores del planeta en 2007. Por ahí andan Etoo o Cech, por méritos contraídos en el hospital. También Cannavaro, Ronaldinho o Henry (y repasen sus últimos 12 meses). Forlán y el Kun, en cambio, no asoman entre los 50 principales. Pero son la sensación del momento, la pareja perfecta, al menos de la mitad del año. Quizás los franceses sólo se fijan en la otra mitad, la primera, pero entonces por qué están Torres o Robinho. Quizás los gabachos no tienen en cuenta el verano, ese Mundial sub 20 a partir del cual Agüero conquistó a sus escépticos y silenció a sus detractores… Así que no busquen a ninguno en la relación de nominados. Pero no se apuren. Ya formarán parte. Y algún año, al menos el Kun, de los puestos principales (guardo el pronóstico para quienes lo consideren fantasma).

El Ruiz de Lopera ya sabe de lo que hablo. Fue esa sociedad mágica y complementaria la que castigó la debilidad del Betis, la que aupó al Atlético a la zona Champions. Un pase delicado y preciso del Kun, en globo, y un control orientado de Forlán entre una nube de defensas y un remate certero con la zurda. Han nacido y crecido a kilómetros de distancia, pero parecen formados el uno a la medida del otro. Les une, eso sí, el paso por Independiente. Suman un ataque letal, lleno de recursos y gol. Nunca se tapan ni se obstaculizan, cada cual tiene su sitio y sus características. Reman hacia el mismo lado. Llevan en volandas al Atlético. Con un matiz, claro, que les amenaza: dependen de Aguirre. De su valentía o su cobardía, el dilema que le consume. Ayer el sabroso atrevimiento le duró al mexicano 69 minutos. Luego retiró al Kun, sacó a Motta y se refugió en el autobús. Deben ser los 21 minutos que acostumbran a ver los franceses.