De entrada, ocasiones, muchas ocasiones, tristemente desaprovechadas por los mejores jugadores, casi los únicos de este equipo, al que han puesto y mantienen donde, por juego, no merece.
Aunque desde luego, ayer, hasta que nos empatamos, vimos unos 30 minutos del mejor fútbol desplegado este año, presionando allí donde casi se nos había olvidado y combinando con fluidez.
Errores de esos que equivocadamente se llaman puntuales, hubo también a mansalva. Por encima de todos el ya consabido, y por ello esperable, de Pablo, quien, por cierto, no es que avisara unos minutos antes, sino que hasta pareció que lo ensayaba. Hay cosas de este chico que hacen dudar de su equilibrio cerebral, palabra. La sensación que tuve ayer con él es la misma que si estuviera viendo El Pelele de Goya. A las pruebas me remito: http://www.spanisharts.com/prado/goya/pelele.htm.
A partir de ese momento, otra generosa y deseperante demostración más de la blandura, de la falta de personalidad y calidad de este equipo, fuera de los tres de arriba. Que un equipo como este Zaragoza nos metiera en el área durante media hora, haciendo que se mascara el gol en contra, vale por todo un tratado de fútbol.
Abundantes fueron, de nuevo, los errores del entrenador. Primero, volviendo a insistir de forma incomprensible con Santana. Luego, obsequiándonos con el retorno de Pernía y la vuelta de López al lateral diestro. El remate fue la salida de Reyes. Por no hablar de la insistencia con el pelele, con diferencia, el mayor y más terco riesgo asumido jamás por un entrenador. ¿No hay en el Segunda B nadie un poquito mejor que Pablo o Pernía? Es lo que tiene el no querer asumir riesgo alguno: que por lo general te conduce a meterte en un riesgo tan insuperable como injustificable.
Y, cómo no, el árbitraje. Canallesco. Tan canallesco como la pasividad que ya suena a cómplice incapacidad de los dirigentes. Ayer, cuando Agüero fue derribado al borde del área maña y el animal de bellota que responde al nombre de Juanfran se permite hasta, encima, comérselo con el gesto y la bocaza, sólo me salió una expresión de la boca: ¡Cerezo: pónsela, póntela!
Fea pinta la cosa. Si no somos capaces de ganar ayer, ante un rival flojito y como un flan, ¿qué nos espera en nuestra visitas a campos como Nervión, Villarreal y Montjuic?