Triste guión, pero agradable comprobar que aún en los días de vinos y rosas, ni se perdona, ni se olvida.
Sólo una duda de aquellos turbulentos años del Judas y sus 30 monedas: ¿no hubo opción de dejarle más solo que la una y ejercer por otro lado/otra asociación/otro colectivo la acusación particular que tanto echó de menos el fiscal y el juez con objeto de elevar el grado de prescripción?
Me gustaría saberlo, en público o en privado, si no procede.