"La deuda, la terrible deuda, con su simpático nombre de perrita rusa", que diría un filósofo europeo, americano o budista, donde las deudas acuden como moscas. Porque aquí, damas y caballeros, no se pasa mucha hambre, pero se pasan muchas deudas. Deudas de generación en generación, deudas fantasma que se diluyen entre castillos de ingenierías financieras. Deudas huérfanas de responsables, o de responsabilidad diferida en un tiempo capaz de culpar desde a Carlos I de España y V del Fondo Sur; hasta a Eva Ladelatleti, culpable de todo menos de estafa y apropiación indebida, entre lo que se incluye coger un abono-manzana por la cara. Saltarse los tornos que delimitan la Nada del Edén, o robar Camisetas y gayumbos tuneados del Atleti en el Adán Store, o jugar a chorizos estirantes frente a la Puerta Cero... Criaturitas, míralos, siempre sin poner un duro. ¡Menos mal que tenemos al santoral veterinario-cineasta para suplir todas estas carencias monetarias!.

La deuda, esa mochila llenita de plomo que impide el despeque definitivo de los acampados en la Ribera del Manzanares, nació en los ancestrales tiempos de 1992 d. de c. Hace la friolera de 7.300 días, o más. Con todas sus noches incluídas, que hacen el doble. Gobernaba por aquél entonces el Reyno el simpar Felipe I de Sevilla, y se hacía hasta la mili, y el cetme acababa de sustituir a la lanza. Han pasado una barbaridad de minutos desde aquello, desde el momento en que los condados menos útiles, poco principales, fueron subastados con armas y bagajes a aristócratas que hablaban con sus corceles o ponían bustos en su trono. Y que enseñaban los billetes de a doblón justo antes de meternosla doblá. Éste en concreto fué entregado libres de impuestos, a coste cero que diría cualquier declarado culpable de estafar a su propia empresa. No se debía un pavo; el famoso paladín Capital Social No Desembolsado, acabó con la deuda cómo Mío Cid acabó con la morería. "Tomad y tened, unos pocos de él, porque este es el Reyno de la salvación". E inmediatamente, se pusieron a salvarlos. Y salvados estuvieron durante la tira de años, concretamente 20. Pero hete aquí que apareció el malo: Sir Hacienda. Malo de solemnidad pero un poco menos perverso que los malos-malísimos por antonomasia: Herr Rubí y Mein Castresana. De tal suerte que Sir Hacienda queda pregonando a pífano y tamboril que le deben una morterada desde los remotos tiempos de Philipauskas I El Grande. Al menos... Así es que, damas y caballeros del Atleti, vayan quedándose con la función: una docena de años montando el teatrillo entre broza, penuria y escombro para, cuando se ha levantado y dá ciertos réditos entre el público extranjero mayormente, dejarlo en el alero porque todo esto se construyó sobre fraudes fiscales. Sobre saqueos particulares de las propias arcas que parecen otra cosa más dulce al llamarlos "tensiones de tesorería". Así que, iremos poniendo suculentas clásulas o cláusulas a los srs. actores que, tras una égida de patos y nimnis, les costó huevo y mitad reunir. Y acabar largándolos con viento del Norte enmedio de una función esperada durante tanto tiempo, justo en el momento donde el burro se agacha a por la flauta. Eso sí, a los ciervos, no. ¡Qué respiro!. Y todo porque Hacienda, uefa, y hasta el tendero de la esquina, nos reclaman unos dineros que se deben desde hace la "friolera" de 7.300 días. Pero no se lo reclaman al defraudante, no; se lo empaquetan con naturalidad al Club des-falcao. Ese objeto inanimado, candidato número uno a violaciones y sodomizaciones varias porque ni tiene boca entre las Rayas para protestar, ni brazos de los de verdad la Osa pa endiñarle una buena hostia al perpetrante en cuestión. O a los conniventes, en su defecto.

Ya es público y notorio que parte de los ingresos que ofrecemos en las distintas facetas de abonos, televisiones, mercadotecnia, publicidad, etc, etc irán a cubrir los fraudes con la Hacienda. A la que los MÁXIMOS RESPONSABLES para títulos, descensos e impagos, tienen que deber un pastizal incalculable, atendiendo a que aquí se lleva pagando al Fisco desde los tiempos de Torres. Concretamente, según se voceaba, quitando un 50% sobre el dinero recogido por las ventas. 50% de Torres, 50% del Kun, 50% de Forlán... Para encontrarnos unos años después que tras esa cruz, aún debían (ellos, a través de sus negocios delictivos con van dorn) otros casi 200 kilos. Por lo que estos pájaros debieron de dejar de pella a la Hacienda, alguno se compra un Club de Fútbol y de los majetes. Pagando con dinero de verdad, no como estos. Incluso uno se puede poner kilo y pico de sueldo, para que el golpe sea redondo. Newman y Redford se quedan muy pequeños al lado del culpable de estafa modalidad benjamín de la saga gil. Y, lo peor, hay altas instancias que les van abriendo las puertas... O, flagrante: quitandole el poco dinero que le han dejado en la billetera al timado. ¡Toc, toc!... ¿Hay alguien del Atleti por ahí?... Pero del Atleti, no de gil...