Julian Ruete: No te falta, a mi juicio, razón en lo que dices, en especial en lo que destaco (te has pasado un poco en las formas, pero entiendo y coincido contigo en el fondo). Tienes que entender que la prensa deportiva junto con la del corazón en este país viene a desempeñar el papel que tienen los tabloides en otros. Está orientada a un segmento de la población muy determinado, a satisfacer una demanda de información muy determinada. Por eso para mí esos dos tipos de prensa son más comparables en este sentido con las revistas esotéricas que con los diarios de información más generalista. Y por eso no me parecen justas las críticas a los periodistas deportivos como mi amigo Picu, que se limita a rellenar páginas de una publicación que va destinada a un determinado público objetivo consumidor de esas informaciones, de la misma manera que los periodistas que trabajan en medios esotéricos escriben sobre fantsmas, OVNIs, apariciones, etc., y no entran en si son ciertas o no: hay un público que demanda ese tipo de informaciones, y esa demanda debe de ser cubierta. Para bien o para mal, nos guste o no, son las leyes del mercado.
Sin embargo, discrepo en el respeto que pareces profesar (a lo mejor te he entendido mal, pido disculpas por adelantado en ese caso) por los aficionados que sólo ven el fútbol cuando juega la selección. Yo, como atlético, no me puedo sentir más diametralmente opuesto a ellos: de hecho, nada hay más próximo al madridismo (y sus valores del "bah, que les den por culo, total, si no me dan de comer" cuando perdemos en cuartos y "¡somos los mejores!" cuando se gana algo como anoche) y más antitético a los valores que encarna (o por lo menos encarnaba) nuestro club que la afición por la Selección. Ya verás la de arribistas que se suben hoy al carro de los ganadores, ya verás. O cuántos de los que anoche salieron a celebrar desaforadamente la victoria de Viena (como si tuvieran la más remota idea de lo que es un sentimiento de fidelidad a unos colores) rajaban de Luis hace no tanto tiempo. Hasta los "imbéciles que rabian porque el que hoy ha ganado no es su Trampa$", dentro del desprecio, me merecen más respeto que esos arribistas. Un saludo.
En cuanto a ese tipo de medios y el papel que juegan, estoy totalmente de acuerdo contigo. Y en lo que respecta a tu amigo Picu, yo no dudo que sea un excelente padre y gran amigo de sus amigos, lo que sí dudo es que su conducta no esté tipificada como colaboración con banda criminal.
En cuanto a esos que sólo ven fútbol cuando juega la selección, yo no sé muy bien por qué les consideras arribistas. En otros países es una conducta mucho más común, y en éste lo parece menos porque los medios están copados por el asfixiante madridismo, pero existe, ya lo ves. No son gente que se apunte a un carro, son gente que está ahí, en su bar, en su casa, con su novia, con sus amigos, con sus padres, cuando ganan y cuando pierden. Ahí tienes las audiencias televisivas de cualquier partido de la selección, por menor que sea, y eso es por algo. El fútbol de clubes no tiene nada que ver, no veo esa intersección que tú ves. Tu club es el día a día, la derrota, el empate, el jugador que no rinde, el que se lesiona, el genio, la victoria inesperada, el empate intrascendente, los domingos de lluvia y las jornadas en miércoles, el día a día, el largo camino, la familia. La selección en cambio son las vacaciones, algo meramente hedonista. Tus jugadores son los jugadores que hay en ese momento, y no vas contra el vecino, no hay nadie a quien fastidiar, sólo se busca el lugar común. No es fidelidad a unos colores, es fidelidad a un sentimiento de pertenencia, de amistad, el deporte como espacio común de diversión. Y eso en sí tampoco está mal. Yo soy de los que piensan que el género humano es en sí detestable, tomado en su conjunto y tomado individuo a individuo, pero no por cualquier cosa y haga lo que haga. La explosión de júbilo del pasado domingo es la mayor exhibición de felicidad conjunta que se haya dado en este país en treinta años, y eso no puede ser malo, la protagonice quien la protagonice.