TRISTEMENTE
Por María José Navarro - 04 de noviembre de 2008
Es difícil hablar bien del máximo responsable de que el Atleti, titular de una historia gloriosa, esté desde hace años en sus cotas más bajas. Es muy difícil no criticar al Director General de una institución centenaria que no es la sombra de lo que fue o ver algo bueno en la gestión deportiva de un equipo que no sabe a qué juega ni por qué juega con los jugadores que juega.
O en la gestión empresarial de algo que ya no es un club sino una empresa de poco éxito que no cumple ni sus objetivos más modestos a pesar de realizar las inversiones más altas de su historia. O en la gestión social de un colectivo antes alegre y orgulloso que ahora vive resignado a no volver a ser lo que merece ser hasta que la cúpula cambie.
Porque para cualquiera, como yo, que sienta el Atleti como propio, la gestión de Miguel Ángel Gil no puede verse sino como algo nefasto, como una cortina de humo centrada en los negocios propios y no en el bien de la institución, en las comisiones de los representantes y en el negocio inmobiliario y no en el presente y el futuro deportivo de ese equipo que tan feliz nos hacía antes.
Y nos es fácil pensar así a pesar de la máquina de marketing que año tras año nos vende que lo nuestro es perder y no ganar, resignarnos y no exigir, tener fe y no pedir cuentas. Nos basta con mirar los resultados, la imagen y reputación hechas jirones, la milonga de cada verano, la errática trayectoria deportiva, la venta del estadio y la pérdida de identidad.Y todo gracias a ese alto directivo que prefiere mirar para otro lado cuando hay dar la cara e irse de viajecito en yate cuando el Club anuncia la venta de su último gran jugador.
El artículo de María José Navarro ha sido publicado también en La Razón
http://www.lavidaenrojiblanco.com/Opiniones/Las-frigorias-de-Maria-Jose-Navarro/Tristemente