LA ÚLTIMA VÍA...POSIBLEMENTE
Por Victor Hegelman - 28 de enero de 2009
Esta
vez tampoco seré breve. Las intervenciones de los últimos días en esta
web, sobre todo las surgidas a raíz de los artículos del señor Camuñas
y el “revival” de la sentencia, la famosa sentencia, que Cochise nos
trajo acertadamente a colación, me han hecho pensar, o mejor, seguir
pensando.
¿Qué se puede
hacer para cambiar esto? En más de una ocasión he expresado mi profundo
desánimo sobre el particular. Respeto y valoro la acción directa, pues
es la única que hasta el momento se ha hecho notar de forma regular, si
bien los resultados han sido más bien escasos. Las concentraciones,
primero en Neptuno y después, en repetidas ocasiones, en la puerta cero
(sin ir más lejos este domingo hay una) ayudan a hacer ver a los
apropiadores indebidos que no, que no todo el mundo es bueno o
sencillamente ignorante o pasota. No es que les afecte mucho, pero al
menos yo creo que sí les hace ir con más cuidado.
Existen, por
otro lado, proyectos más callados pero a su vez más sólidos, como la
que protagonizó el señor Camuñas con un intento de compra del club tras
haber encontrado a los adecuados socios inversores. Tampoco llegó a
buen puerto y la sensación que nos dejó a muchos fue de una
preocupación creciente. La situación del club es tan oscura que da
miedo, y sus actuales “dueños” prefieren una huida hacia delante a
desaparecer y que alguien levante una alfombra bajo la cual ya casi no
cabe la porquería que ellos mismos han generado. No quieren que se sepa
cuál es la deuda real del club y, mientras puedan seguir haciendo
negocios a su costa, ahí seguirán. Lo que quede después de ellos me
temo que ni se lo preguntan y ni tan siquiera les preocupa.
Vuelvo al asunto. ¿Cuál es, en mi opinión, la vía más clara de oposición? Mi idea tiene tres vertientes: la legal, la económica y la mediática.
A. Legal: La
sentencia no les condena, pero creo que deja alguna puerta abierta.
Puede que la ley, o más bien sus lagunas, permitan que alguien que se
ha apropiado indebidamente de un bien pueda hacerse con su propiedad si
el delito ha preescrito. Pero, ¿qué se puede decir de un bien que se
llama “el Club Atlético de Madrid que, como otros tantos, es
depositario de una historia y de unos valores de naturaleza inmaterial,
que trascienden y superan su mera traducción económica”?
Se prueba en
sentencia firme que los actuales dueños actuaron “con manifiesto abuso,
perjuicio y deslealtad hacia el Club”, por lo que, si bien su situación
actual puede ser legal, es asimismo probadamente ilegítima.
La sentencia
habla de que un 95% de las acciones fueron usurpadas sin realizar
desembolso alguno, mientras que hubo unos accionistas minoritarios que
desembolsaron 112.133.000 ptas para la compra de acciones, dinero que,
“sin nanines ni bárcenas”, Jesús Gil cogió y metió en su cuenta
corriente.
Bien, el delito
ha preescrito pero, ¿no son estos accionistas los legítimos dueños del
club ya que son los únicos que se hicieron con su capital sin mediar
fraude?
¿No existe
ningún resquicio legal, aunque sea ante el Constitucional o los altos
organismos europeos, por el que se pueda juzgar la propiedad del club y
no el delito de apropiación indebida?
La sentencia
dice: “no puede mantenerse el pronunciamiento de la sentencia de
devolución de tales acciones al Club, todo ello sin perjuicio de las
acciones civiles que puede ejercitar el club”. La pregunta es: ¿quién
es el Club? En mi opinión lo son todos aquellos accionistas “legales y
legítimos”, o, al menos, su derecho debería ser mayor en caso de
disputa al de los “oscuramente legales y abiertamente ilegítimos”.
Es decir, la
sentencia exculpa de un delito penal y sus consecuencias civiles por
haber prescripción, pero no dice taxativamente que la propiedad del
Club deba quedar en manos de los autores del delito.
No hace falta
un penalista sino un abogado entendido en civil y mercantil, capaz de
aglutinar los intereses de los accionistas estafados. Creo que a Gil y
Cerezo les podría hacer mucho daño la reapertura del caso ante los
tribunales.
B. Económica:
El recurso, demanda o la acción legal que resulte procedente debería
presentar por un grupo claro de oposición, que, muy importante, hubiese
buscado un respaldo económico para poder comprar el Club. No me digan.
Si interesan el Chelsea o el City, ¿cómo no va a interesar un Club como
éste, con más títulos y dos millones de aficionados, numerosas peñas en
toda España y dispersas por el mundo? El señor Camuñas encontró unos
socios americanos. ¿No se puede encontrar nuevamente a otros, sean de
la nacionalidad que sean? Es necesario tener ya preparada una
alternativa real en el momento en que se acceda a los tribunales,
alguien que diga “que se vayan los apropiadores que aquí está el
relevo”. En caso contrario, la acción legal quedará como una locura de
cuatro chalados con ganas de tocar las pelotas.
Por cierto,
Manolete, ¿qué tal les fue la semana pasada a nuestros bienamados
dueños por Dubai? Sí, hombre, ese viaje que iba a cambiar nuestra
historia. Ni una palabra. A lo mejor ni existió. O sí, pero en ningún
caso se estaba buscando inversores.
Espero ávido tus noticias.
C. Mediática:
Una acción de oposición a los dirigentes actuales, para ser sólida,
requiere el apoyo de algún grupo mediático importante. Hasta ahora los
que han gozado del apoyo, ya claramente ya por ocultación, han sido Gil
y Cerezo. En el momento en que un grupo poderoso de opinión quisiese
sacar a la luz sin descanso los enormes trapos sucios la cosa cambiaría
mucho. Si desde uno de estos grupos cuestionasen a diario la
legitimidad de la propiedad de los giles y los cerezos, entrevistasen a
los opositores y diesen cumplida información sobre su demanda, seguro
que la situación iba a dejar de ser tan cómoda.
La pregunta a
realizar desde los medios sería: ¿dejarían ustedes que este señor
(Miguel Ángel Gil Marín) fuese Presidente del Gobierno, siendo culpable
de un delito de apropiación indebida?, entonces, ¿por qué hay que
permitir que sea dueño del Club del que se apropió, un Club que
representa a cerca de dos millones de españoles y que “es depositario
de una historia y de unos valores de naturaleza inmaterial, que
trascienden y superan su mera traducción económica”?
Sería
absolutamente necesario acudir a los medios, negociar con ellos (digo
bien, nadie hace nada gratis en este mundillo), mover los hilos que
hicieran falta y contar con el apoyo de los mismos en esta acción que
podría ser la definitiva.
Algunos
preguntarán que está muy bien hablar y por qué en vez de proponer no me
dedico yo a hacer todo esto si lo veo tan fácil. La respuesta la tengo
clara. Yo no soy nadie. Hace falta que esta acción se centralice en
“alguien”, y el Atleti tiene algunos “alguien” que podrían hacerlo. Eso
sí, hay que querer.
Fuente: http://www.lavidaenrojiblanco.com/Opiniones/Mas-alla-de-Orion.-Victor-Hegelman/La-ultima-via-posiblemente