MADRID.-
Jesús Gil y sus hijos Miguel Angel y Myriam pagaron con dinero del
Atlético de Madrid una serie de gastos personales, entre los que
incluyeron «lencería de noche y bodys de señora», comprados en El Corte
Inglés, y la «reproducción y cinco copias de un retrato de Franco»,
realizadas por el fotógrafo Angel Pérez Serrano.
Según el escrito que el fiscal Anticorrupción Carlos Castresana
presentó ayer ante el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la
Audiencia Nacional, que instruye las diligencias del caso Atlético, los
Gil facturaron al Atlético obras realizadas en sus propiedades privadas
y la compra de bienes por un importe superior a 200 millones de pesetas.
EL MUNDO ya adelantó en junio que el juez y la Fiscalía
Anticorrupción investigaban el pago de 1.000 facturas sospechosas
satisfechas por el club del Manzanares por la misma cantidad.
El procedimiento era muy simple: Jesús Gil, presidente del club, o
su hijo Miguel Angel, actual director general, encargaban obras en sus
residencias privadas y, cuando llegaba la hora de pagar, remitían a los
provedores o constructores a las oficinas del club colchonero, situadas
en los bajos del estadio Vicente Calderón.
Por indicación del cliente
En el caso de algunas facturas, el propio Miguel Angel Gil Marín o
sus colaboradores más estrechos, a pesar de que las obras no eran para
el Atlético, indicaban personalmente a los proveedores que fueran
cargadas a la entidad deportiva. Así consta en las declaraciones ante
la Fiscalía de Mariano Segovia Gómez, de Cubiertas Segovia, que
presentó facturas por 1.934.229 pesetas por obras en la finca Rancho de
Valdeolivas, y de José Angel de la Rocha Romero, de la firma Gupyr S.A,
que facturó 1.077.586 pesetas por el último pago de una piscina
construida en la misma finca.
Francisco Fernández Rodríguez, de la sociedad Alpa Instalaciones,
también presentó facturas por importe de 7.158.300 pesetas,
correspondientes a las obras y reparaciones en dos fincas de Gil:
Rancho Valdeolivas, en Avila, y El Arco, en Toledo. Las reformas fueron
realizadas en palacio, casa de caballista, casa del guarda, casa de
cazadores, casa de pastores, casa del jardinero, pantanos,
caballerizas, establos, piscina, estanques de aves, jardines, en las
instalaciones de fontanería, calefacción, riego, jacuzzi, chimenea y
otros. El constructor hizo constar en la factura la razón social del
Altético de Madrid «por indicación del cliente», que no era otro que
Miguel Angel Gil Marín.
En el transcurso de la investigación, El Corte Inglés aportó a la
Fiscalía facturas por 45.597.727 pesetas de las que, al menos
15.279.053 pesetas, no corresponden a gastos del Atlético de Madrid.
Según la Fiscalía Anticorrupción, Jesús Gil y su hijo Miguel Angel
adquirieron en los grandes almacenes «ropa de bebé, perfumería,
confección infantil, bolsos, lencería noche, bodys de señora, baterías
de cocina, regalos hogar, fotografía y óptica, boutique muchachos,
supermercado, y otros».
Según las facturas localizadas por la Fiscalía Anticorrupción, Gil
Marín pagó con dinero del Atlético de Madrid hasta el reportaje gráfico
del cumpleaños de su niña.
Uno de los casos más llamativos fue el pago con dinero del Atlético
-que pertenece a 3.000 accionistas- de unas obras en la residencia de
Miguel Angel Gil Marín, actual director general del club, valoradas en
unos 100 millones. Entre las obras se incluye una «vidriera emplomada
con el escudo de Gil Marín».
Según el informe del fiscal, en una carpeta intervenida durante las
entradas y registros en las oficinas del Atlético, se recogían facturas
de un chalé de Miguel Angel Gil Marín en una zona residencial de
Segovia. En la portada de la carpeta figuraba la leyenda «Calan,
Angeles S.Rafael», se incluía una relación manuscrita de pagos
efectuados para obras y acondicionamientos en el chalé por importe de
69.131.357 pesetas. El fiscal Carlos Castresana recuerda en su escrito
que Calan es el apodo o sobrenombre familiar de Miguel Angel Gil Marín.
Los actuales gestores del Atlético también abonaron el importe de
una serie de obras en el chalé de Jesús Gil en La Moraleja y en otras
instalaciones de la familia, tales como el centro de Formación Náyede
de los Angeles de San Rafael, inmuebles de Marbella o el Rancho
Valdeolivas de Arenas de San Pedro, en Avila.
No estaria mal mandarle este articulo junto a la sentencia y al caso negritos al periodista que redacto este articulo y que ahora se ha autoproclamado el adalid de la libertad en la prensa deportiva.