Endeudado
hasta las cejas, falto de liquidez y con 300 millones de euros
hipotecando su futuro inmediato a la espera de que se hagan realidad de
una vez el nuevo estadio y la futurista ciudad deportiva de Alcorcón,
el Atlético se dio un homenaje con la venta de Sinama al Sporting de
Lisboa.
Endeudado hasta las cejas, falto de
liquidez y con 300 millones de euros hipotecando su futuro inmediato a
la espera de que se hagan realidad de una vez el nuevo estadio y la
futurista ciudad deportiva de Alcorcón, el Atlético se dio un homenaje
con la venta de Sinama al Sporting de Lisboa. Los negociadores
rojiblancos se ganaron el jornal con la venta del delantero francés,
por el que el club percibió 6,5 millones más otro en función del
rendimiento. Una cantidad notable por un punta que no ha metido un solo
gol en lo que va de curso por los seis del pasado. "No hacemos las
cosas tan mal como algunos dicen. La operación tiene su mérito y
servirá para reforzar al equipo", saca pecho la cúpula del Atlético.
La
cantidad, similar a la que el Atlético pagó hace dos veranos al
Recreativo -entonces fueron seis millones más Roberto-, no disimula los
agobios financieros de la entidad, pero le llena los bolsillos de
dinero fresco para encarar el mercado de invierno con ciertas
posibilidades.
Por mucho que Quique Flores insistiera, nada más
suceder a Abel Resino como técnico, en que le bastaba con lo que había
y que no necesitaba fichajes para parchear la plantilla, el Atlético
trabaja desde hace semanas en la incorporación de un zaguero y, si
cuadran las cuentas, de un relevo "de garantías" para Forlán y Agüero.
"La presión social y mediática, aparte de la propia capacidad de Diego
y el Kun, que es muy grande, hace que la llegada de cualquier delantero
sea imposible porque sabe que no va a poder jugar casi nunca. Por eso
Sinama jugaba en la banda con Abel", era la explicación al respecto del
director deportivo, Jesús García Pitarch.
"Ahora disponemos de cash,
aunque el Sporting pague a plazos, y podemos hacer nuestras cositas",
insisten en el Atlético, para el que suenan con fuerza dos nombres:
Fanni, lateral francés de 28 años, del Rennes, y Salvio, extremo
argentino de 19, del Lanús, cuyo fichaje muchos daban ya por hecho en
verano en el Calderón. "La dirección deportiva hace lo que tiene que
hacer. Yo mantengo una actitud abierta respecto al mercado invernal",
dice ahora Quique, que dirigió ayer la vuelta al trabajo tras el parón
navideño.
El que acaparó más miradas fue Maxi, que cobra una
ficha anual de 2,5 millones y podría ser cedido los próximos días para
abaratar costes: los financieros del Atlético reconocen seis millones
de pérdidas desde julio y vaticinan 18 como mínimo al 30 de junio.
Mientras
el centrocampista suramericano, que apenas entra en los planes de
Quique, deshoja la margarita y espera al 1 de enero para poder negociar
su salida sin que el Atlético vea un euro, Sinama pasó el
reconocimiento de los médicos del Sporting, que marcha quinto en el
campeonato portugués, a 12 puntos del Benfica y el Braga. "El Sporting
es un club grande con una gran historia. Es un orgullo vestir esta
camiseta. Además, Liedson es una referencia", expresó, diplomático, el
atacante, de 25 años, que firmó por tres temporadas y media.
Hiperactivo
como pocas veces, el Atlético también cedió a Keko, extremo de 18 años,
al Castellón. A cambio recuperó a otro producto de la cantera, el
atacante Pacheco, cuatro meses después de haberlo cedido al Rayo
Vallecano.