ennio:
Con esa original capacidad para sacar conclusiones pero sobre todo con lo bien argumentadas que están sinceramente no merece mucho la pena tratar de razonar. De otra forma si quieres lo intentamos.
Parafraseando a su nick (maravilloso, por cierto): “Make it easy on yourself” Un abrazo,
Vale, venga, de otra forma. Elaboro.
Metes al Raúl García niño en el saco de esos futbolistas que apabullaban por su físico, normalmente centrales o mediocentros defensivos, cuando está sobradamente documentado que en sus primeros equipos jugaba de delantero centro o diez, siendo el futbolista técnicamente más dotado de su equipo, y que no es hasta que llega al Promesas que empieza, poco a poco, a retrasar su posición. ¿Que era un niño más fuerte? También lo era Torres. Meter a un futbolista de este nivel, de los que ayudan a meter a un Osasuna o un atleti tan mediocre en la champions, en esa linea argumental del "es que de pequeño era muy alto" me resulta de una simpleza asombrosa.
Aquel día que fuiste a hacerte la prueba con el Rayo te cogieron, pero apostaría a que no tardaron mucho en mandarte a tu casa con un "gracias por el interés" y un bocata de chopped. No, al margen de lo que veas en el torneo de Brunete, las categorías inferiores de los equipos de élite no son un nido de abusones, de niños que han dado el estirón, no más de lo que lo pueda ser una primera división. El Raul García de 23 años es tan superior físicamente al Jurado de 23 años como el Raúl García de 14 lo era con respecto al Jurado de 14, y tú nos hablas de él como si al detenerse el crecimiento hubiese menguado, como si ya no destacase en lo físico. Pues no, no es eso lo que yo veo cuando el equipo se queda con diez contra Osasuna, cuando Reyes le hace así con la mano para que vaya él a tapar y luego aún vuelve para tapar a otro mientras su afición le recompensa el esfuerzo con una sonora pitada. Yo lo que veo es lo mismo que vio el que le hizo jugar siempre por delante de su categoría, el que le hizo internacional sub 21 cuando aún era sub 19, el que le metió a pegarse con los mediocentros del Hamburgo con 19 añitos: a un futbolista que ocupa una extensión enorme de terreno, de los que puedes mandar a pegarse con dos, un futbolista de una extraordinaria generosidad y una considerable calidad técnica. Aunque, claro, es más difícil lucirla ahora que tiene que correr por tres que cuando jugaba en un equipo construído por profesionales y no por especuladores.
Luego nos hablas de Xavi, Iniesta y Cesc como si hubiese más de dos equipos en el mundo en el que futbolistas así tuviesen cabida en un mediocampo, como si hubiese más de cinco futbolistas en el mundo como ellos, como si el 95% de los equipos de nuestra liga, la inglesa, la francesa, la italiana o la alemana no ocupasen su mediocampo con futbolistas de mucho desgaste, atletas en su mayoría africanos que convierten la pelea del mediocampo en algo no apto para tirillas. La herencia del Maldini y el Axel de los cojones, que lo más redondo que han visto en su vida es una parabólica. La puñetera secta de los Valdanos y los Cappas y la madre que le parió al que se invento el PES. Hablas como si no te acabases de tragar media temporada soportando al mierda de Cleber. Ese sí que era una perla. "Nunca será Xavi, Iniesta o Cesc". Toma, como que tú has visto muchos de esos en el Calderón. Pues claro que no lo será, él será, si se le da bien y sale rápido de este nido de víboras, un futbolista de cuatrocientos partidos en primera, el que le guarda las espaldas al fichaje multimillonario, el que se pone el brazalete y protesta al árbitro y defiende al compañero agredido y levanta la cara cuando el contrario pega, mientras con el balón se complica lo menos posible y mete sus cuatro o cinco golitos por temporada rematando faltas bien botadas y exhibiendo su extraordinario disparo con ambas piernas.
Pero lo peor, al margen de ese último párrafo al que cuesta mucho referirse sin recomendar la ayuda de un especialista, que los complejos son una cosa muy seria, es el oportunismo. La grada silba y ahí está ennio para ponerse en la proa, ahora que el viento sopla a favor: "es por aquí, es por aquí". "Mucho habeis tardado, esto ya lo sabía yo". Haberlo dicho cuando Raúl García, con 20 años y jugando en una posición para él desconocida tomaba de la mano a un Camacho menor de edad y reventaban al gran Sevilla de Alves, o cuando enlaza media temporada, tras pasarse la otra media ninguneado, en la que junto a Assunçao dan el aire necesario para frenar la sangría de goles en contra que tanto nos lastraba, hasta acabar en una posición muy por encima de lo que la espantosa composición de la plantilla hacia presagiar. En esta casa, no hace tanto, a los futbolistas así se les respetaba.