La diferencia entre dos futbolistas.
Maxi, en dos jugadas, en 5 minutos, tras quedarse su equipo en inferiodidad numérica, saca del campo a dos jugadores del equipo rival, uno de ellos el portero, sin ningún aspaviento, como el que se limpia el traje después de haberle caido encima unas miguitas del bollo del desayuno, enderezando una situación que se había tornado muy complicada para su equipo, al que no sólo da equilibrio, sino ventaja táctica. Además, se incrusta entre la línea de volantes y la de medios, favoreciendo a su vez que Raúl García se convierta en el tercer central, que necesitábamos como el comer. Eso es un futbolista con mayúsculas que sabe leer siempre el partido, aunque parezca que no está. También podría escribir aquí sobre la inteligencia y saber de Forlan, pero por no interrumpir la comparativa los pospongo para después.
Reyes, poco después, se autoexpulsa volviendo a desnivelar el campo en favor del adversario de manera absolutamente injustificada. Pero no solamente eso, sino que se pierde pegado a la línea de cal, desentendiéndose completamente del juego salvo que la pelota le caiga al pie, y cuando le cae el balón, lo juega como si no hubiera nadie más a su alrededor, para su propio ¿lucimiento? con una indolencia y falta de compromiso absoluto. Eso no es un futbolista, es un mamarracho.
Volviendo a Forlan, el partido que se marcó ayer, dentro del desconcierto general, es para quitarse el sombrero. Sabiendo que la defensa de ayer era cualquier cosa menos una defensa, se sacrificó constantemente para incrustarse a veces como un central más, siempre en las jugadas a balón parado, sacando más de un balón comprometido que el cafetero, harpo, el ex-futbolsita López y el albañil ya se habían comido. Hizo coverturas en banda como si fuera un lateral más, se ofreció siempre en la salida, jugó de enganche para ayudar a Raúl a nivelar la defensa, paró el partido siempre que pudo para conseguir algo de pausa y encima metió el gol de la victoria como sólo saben meterlo los amos del área. Me quito el sombrero con él, con Raúl García (que sacrificio y saber estar en defensa y en el 5 toda la noche) y con Maxi. Ayer el partido se aguanta, al margen de por la falta de pólvora del Getafe, gracias a esos tres jugadores que tienen un oficio admirable y que hacen los suyo y lo del resto. Me quito el sombrero antes esos tres tíos, futbolistas con mayúsculas, de los de antes, de los de equipo, que junto a la magia de Aguero hacen que un equipo con nada atrás, menos que nada, y muy poquito en medio, esté ahí arriba. Simao también me gustó mucho el tiempo que estuvo, al margen del pase de gol, Pernía debería estar limpiándole las botas, sin parar, desde anoche.