Don
Joaquim, veterano de la guerra de Angola, jubilado que compartió las
ilusiones coloniales de Portugal, revolucionario que se levantó contra
la dictadura de Salazar, idolatra a Jorge Mendes. "Él nos ha devuelto
la ilusión. Su ascenso ha revitalizado a mi país. Demuestra que el
trabajo, con unas gotas de ambición, no tiene límites. Con ejemplos
como el de Jorge, volvemos a sentirnos orgullosos de ser portugueses.
Lástima que no le conozca en persona. Es un referente para los hombres
de negocios", afirma el anciano mientras pasea bajo los árboles de la
rotonda de Boavista. Miguel, de la misma quinta, hasta le propone para
la jefatura del Estado.
A un centenar de metros,
con unas vistas cristalinas de Oporto, Jorge Mendes Agostinho (Lisboa,
41 años) entra como un ciclón en su soleado despacho de la empresa
Gestifute (Gestión de Carreras de Profesionales Deportivos). "Hemos
introducido a los futbolistas portugueses en el mercado inglés. Hemos
abierto puertas que muchos soñaban con abrir", dice a toda prisa, "a
mil por hora", secuestrado por sus dos teléfonos móviles. "Y eso que
hoy es un día tranquilo", matiza mientras mantiene el tipo Luis
Correia. Sobrino de Mendes, diez años menor, abandonó la "tranquila"
vida en un banco para convertirse en el administrador de los derechos
de imagen de los jugadores a través de Polaris Sports. "¿Y sabe qué?
Que aunque haya días que no pare, que desayune en Londres, que almuerce
en Madrid y cene en Milán, a ser posible sólo con una bolsa de mano y
dos camisas para no tener que facturar... No me arrepentiré jamás de
vivir esta gran aventura".
Una aventura a la que se han rendido
Roman Abramovich, dueño del Chelsea; Alexei Feduricsev, el millonario
del Dinamo de Moscú... Todos ceden a los encantos de Mendes, por cuyos
jugadores se pagaron 150 millones de euros en verano. Hasta el
Manchester, que se gastó 57 por Anderson y Nani, dos cachorros. "Es una
buena compra", zanjan en la praceta do Bom Sucesso.
"Una
de las razones de nuestro éxito es que somos innovadores. Todos los
temas comerciales los llevamos directamente nosotros. Nos ocupamos
personalmente de negociar con las empresas chinas, de los actos
publicitarios en Indonesia o Malaisia...", se enorgullece Correia.
Licenciado en Económicas, gestiona desde hace 2005 la imagen de José
Mourinho y los 71 jugadores de la compañía. Para reforzar su tesis
muestra dos vídeos de promoción de "las joyas de la corona": Cristiano
Ronaldo y Mourinho. Mientras el extremo del Manchester hace mil y un
malabarismos y cautiva con su sonrisa, el ex entrenador del Chelsea
explota su imagen de "gentleman distante". En uno de sus anuncios, The Special One
salta de un avión en un paracaídas. "¡Es como James Bond! Asume para él
toda la presión. Se ha inventado un personaje y lo cumple a las mil
maravillas".
Al contrario que Mourinho, Mendes no es un efecto
mediático. El agente más importante del momento, que en el mercado de
fichajes de verano colocó a Pepe en el Madrid por 30 millones de euros
-"a quienes le critican tanto les invito a ver el partido del sábado en
Bilbao. Pepe va a ser el mejor central de la historia del Madrid",
insiste-, rehuye los focos. Al revés que el resto de sus colegas, que
se cochambean con la prensa para publicitar sus operaciones,
prefiere las sombras. Encontrarse con él es un pequeño milagro. En los
últimos diez años tan sólo ha recibido al diario A Bola. "¿Y usted quiere que le atienda?", exclaman las oficinistas.
Detrás de ese aire enigmático tan trabajado, detrás del agente que convirtió en 2004 al Oporto -ganador de la Champions
y un año antes de la Copa de la UEFA- en el club que más millones ha
ganado de una tacada (70,5), con Mourinho y cuatro jugadores
aterrizando en el Chelsea, se esconde un tipo sencillo. El hijo de
Manuel, funcionario de la Administración Pública, y María, ama de casa,
cambió su Lisboa natal, metrópoli de 2,6 millones de habitantes, por la
villa de 30.000 almas de Viana do Castelo, a 50 kilómetros de la
frontera con Galicia. "Porque antes de ser agente, mucho antes de todo
eso, Jorge era futbolista. Y con 21 años se fue a buscar fortuna al
Vianense", asienten en su círculo íntimo.
Centrocampista
izquierdo, dicen que incluso tuvo una oferta del Benfica. Pero Mendes
tenía otros objetivos. Nada más llegar al club, de Segunda B, surgieron
sus dotes como empresario. No sólo llegó a pedir la cesión de la
gestión de las vallas publicitarias del estadio. Fue más allá. Abrió su
primer videoclub. El emporio del mercader de futbolistas más poderoso
del globo arrancó entre cintas de Beta y VHS, bajo los luminosos de Samui Video.
"Por eso sabe bien el poder de la imagen", se jactan en Gestifute.
"¡Ja, ja, ja! Abría una tienda y la vendía a los pocos días por cuatro
o cinco millones de pesetas", cuenta Mendes mientras vuela por
su despacho. En una bolsa lleva una camiseta de Pelé. Falta la firma de
la promesa brasileña del Inter. El punto y final para que luzca con las
zamarras de compañeros ilustres como Deco, Márquez -las que lucían en
la final de la Champions que el Barça ganó al Arsenal en
París-, Mourinho, Tiago, Pepe... "Para el mejor empresario del mundo",
se lee en la dedicatoria del zaguero madridista.
La fama precede a Mendes, "responsable de Cristiano y Mou,
los dos embajadores de Portugal". Nadie le critica. "En los negocios es
el más habilidoso. Y un enfermo del trabajo", le definen en el
Barcelona. "Mantenemos una relación sana desde que hicimos nuestra
primera operación, la de Hugo Leal [temporada 1999-2000]. Luego
vinieron las demás", observa Miguel Ángel Gil Marín. "No es el típico
agente que coloca a un jugador y luego se despreocupa. No te lía con
comisiones. Éste no. Es trabajador, honrado y busca un equilibro entre
las tres partes: jugador, representante y club", añade el consejero
delegado del Atlético. El equipo rojiblanco tiene en nómina a cuatro de
los chicos de Gestifute: Maniche, Seitaridis, Simão y Motta. "¿Y...?
Sus jugadores suelen dar buen rendimiento. Además, Mendes está bien
relacionado; es importante mantener contactos de su talla", estiman en
el Manzanares.
Pero ¿quién fue el primer jugador que representó
Mendes? ¿Cómo comenzó su asalto desde un videoclub a la cima del
fútbol? La respuesta la tiene Augusto César Lendoiro, el presidente con
más años en el cargo de la Liga española. "Y claro, claro, tanto tiempo
da para mucho", se ríe el mandatario gallego, cuatro horas antes del
Barcelona-Deportivo. "Pues, mire, Jorge, que para mí es como un
ahijado, se estrenó con nosotros, cuando en 1997 aceptamos a Nuno. El
portero entonces estaba en el Vitoria de Guimarães. Si no recuerdo mal,
pagamos 300 millones de pesetas". Desde entonces, los dos mantienen
"una estrechísima relación".
"Nuno conoció a Jorge en una
discoteca que él mismo montó. Hace amigos con mucha facilidad. Se
cayeron bien y una cosa llevó a la otra. Y cuando Lendoiro le trató así
de bien... Siempre le estará agradecido ¡Si es que hasta cogía el coche
y se iba a Riazor a charlar con el presidente! Podía esperar cuatro
horas para tomar un café. Y Augusto le decía: 'Oye, que falar, falamos,
pero no te voy a comprar a nadie...", recuerdan en su firma. "Tiene un
mérito extraordinario", continúa Lendoiro; "aparte de ser un hombre
positivo, que aporta soluciones, se mantiene cerca de los jugadores,
pero no se aleja de los clubes. ¡En este negocio, que es como un ménage à trois!".
Después de Nuno le llegó el turno, en el mismo año, a Costinha. El
internacional luso militaba en el Nacional, en Segunda. Se contentaba
con seguir la Primera División por televisión. Mendes convenció al
Mónaco. "Costinha estaba desaparecido, nadie conocía su potencial hasta
que le descubrió. Esa operación resume lo que Jorge significa: es
amigo, padre, hermano... Es la continuación de su familia. Es el
Espíritu Santo".
"Siendo así, normal que le ganase el puesto a
gente más asentada, como [José] Veiga y [Paulo] Barbosa". Lendoiro es
rotundo. Simão, también. "Los mejores quieren estar con el mejor.
Aunque los futbolistas hacen al agente. No al revés", puntualiza con
picardía. "Veiga se quedó dormido y no se modernizó. Por eso le dejaron
Simão y Maniche", zanjan en los mentideros de Oporto, capital del
mercado futbolístico. "Si es el mejor es porque se desvive por su
gente", refiere Correia. "Los futbolistas deben limitarse a jugar. Que
nos dejen el resto a nosotros. Desde dar de comer a sus peces hasta
llevarles el móvil a Caracas o hacerles la cena".
Mendes, entretanto, no habla. Prefiere el anonimato. Así, de paso, la leyenda se agranda.
También en la fórmula uno
El
fenómeno de Fernando Alonso ha despertado el ingenio de los ideólogos
de Gestifute. La plantilla, 18 trabajadores, de los que 13 sirven en la
sede principal de Oporto, se ha planteado un nuevo -y goloso- objetivo:
el mercado de la fórmula uno. "Nuestra intención es hacer de Álvaro
Parente el Alonso portugués", afirma Luis Correia.
Después de
darle muchas vueltas, el responsable de márketing de la compañía lusa
considera que Parente, "en cosa de uno o de dos años, podría dar el
salto a la gran parrilla". "No es una cosa increíble. Ya lo hicimos en
2004, cuando muy pocos se creían que Carvalho o Ferreira podrían
triunfar en la Liga inglesa", expone Jorge Mendes.
El de Parente
es el último paso de un detallado estudio. "Para empezar, porque no es
un piloto cualquiera que nos hemos sacado de la manga. De hecho,
preferimos dar pasos cortos, seguros, que lanzarnos al vacío abrumados
por un crecimiento descontrolado", insiste Correia. Parente ha ganado
las Worlds Series de Renault, con un equipo que no tenía sponsors. El
título da una idea de su "potencial". Cuatro de los últimos cinco
ganadores ya hacen sus pinitos en el circo que controla Bernie
Ecclestone.
"Ésa sería nuestra idea principal. Otra que nos ronda
la cabeza es combinar el fútbol con los deportes de motor. Si se hace
muchas veces con artistas, ¿por qué no podemos publicitar que Pepe ha
asistido al Gran Premio de España, que Andrade ha estado en la grada de
Monza o que Cristiano Ronaldo siguió la carrera en el circuito de
Silverstone?", prosiguen los trajeados filósofos de Gestifute.
A
la espera de que lograr una "combinación explosiva, de dos deportes
donde se dan sinergias muy parecidas", Mendes y el resto de "la
familia" también revisan el futuro del fútbol sala. "Es increíble que
en España tengan la selección y equipos que tienen y que no les saquen
el menor provecho", dicen incrédulos en la sala de juntas de la
empresa. Ricardinho, de 22 años, es el equivalente de Álvaro Parente en
el futbol sala. "Procuramos diversificarnos, sacar un rendimiento a la
imagen y aumentar la notoriedad de los deportistas. La idea es que
todos salgamos ganando", se sincera Correia.
Al sobrino de Mendes
no se le puede negar imaginación. Los libros de Cristiano Ronaldo y de
José Mourinho son la guinda de un pastel que se horneó abriendo y
vendiendo videoclubs en un villorrio a 50 kilómetros de la frontera de
Portugal con Ourense y Pontevedra. "Todas las fotografías son mías",
dice con orgullo Jorge Monteiro, que durante 30 años ha seguido al
Oporto en todas sus correrías. Los textos son de Manuela Brandão, otra
reportera contrastada. "No estamos en Navidades y ya se han vendido
60.000 ejemplares en Inglaterra. Aquí, en Portugal, ya llevamos
20.000", cuenta Correia. "Lástima que en España no exista la misma
cultura futbolística que en las Islas...", termina.