No sé a lo que hay que aspirar para considerarse optimista, o con qué hay que conformarse para ser un pesimista. Una u otra postura depende de los objetivos que nos marquemos, y a partir de los mismos, aquilatar las posibilidades de conseguirlos.
Voy a enfocar el tema por otra vertiente, pues creo que es la que a la postre ha prevalecido en este club en los últimos doce años.
El objetivo de los dueños del club, nunca ha sido ganar títulos, lo que ha primado en su empresa ha sido la rentabilidad económica, y el jugar con dinero negro, blanco, rojo y de cualquiera otro color, mezclándolo en un batiburrillo que lo hiciera lo más opaco posible para hacienda. Esta postura lastra y lastrará el futuro inmediato en el terreno deportivo, como lo ha lastrado a lo largo de los últimos años.
Este año el objetivo se antojaba más difícil, acabar la operación especulativa de los terrenos del estadio sin que las voces opositoras se oyeran mucho, y sin que otros grupos interesados en el tema pudieran montar una campaña mediática que dificultara sus intereses. Para éllo nada mejor que vender a la estrella, sacar dinero, e invertirlo en un equipo más o menos apañadito que pudiera mantener una trayectoria correcta en las diversas competiciones, con lo cuál, la voz de la afición estaría neutralizada, y por tanto todo fuera más fácil.
El problema es que las prisas, la falta de costumbre, la ineptitud ampliamente demostrada, y un desconocimiento del mercado, no para obtener rendimiento económico en él, sino para reforzar la plantilla con un mímimo de sentido común, les ha llevado a confecionar una plantilla tan cara, como desequilibrada, pero que por unas u otras razones está cumpliendo los objetivos para los que fué modelada, salvar la temporada con dignidad, y eliminar conjeturas en lo extradeportivo.
Si este equipo fuera un club de futbol, y sus objetivos fueran ganar la liga, o alguna otra competición, en el mercado de invierno se invertiría en un par de jugadores de calidad que jugaran de medio campo para atrás, se compesaría la plantilla, y el optimismo estaría servido.
Si esto no ocurre, y las lesiones siguen cebándose con el equipo, por mucho que los jugadores se entreguen, algo que seguirán haciendo mientras cobren religiosamente (no como en años pasados), no creo que la plantilla sea capaz de lograr alguno de los objetivos deportivos, soñados por algunos, absolutamente ilnalcanzables en temporadas anteriores.
Para definir mi optimismo, o mi pesimismo, dejadme cuarenta días. Transcurridos los mismos retomaré este post, y os diré mi postura, porque seguramente sabré cuáles son los objetivos, y los medios para lograrlos.