-fernando-: ¿De verdad crees, querido Exiliado, que Simeone no manda en lo que atañe a la plantilla? O, mejor dicho, ¿de verdad crees que aceptaría no mandar? Respecto a las lágrimas, ¿no se nos saltaron a nosotros el año pasado en la despedida de Torres, aun a sabiendas de que su nivel competitivo ya no era suficiente para seguir este año? Es más, ¿no se nos saltaron precisamente por eso? En cualquier caso, vamos a verlo enseguida. Si Simeone no anuncia su marcha en las próximas tres semanas, es que manda en lo que atañe a la plantilla, incluida la salida de Godín. Aunque también pudiera ser que se fuera dentro de ocho si ve que juegan con él en el asunto de los fichajes. Insisto en que el mayor valor de Simeone es que su desempeño profesional es la otra cara de la moneda de su garantía moral. Es insobornable. Por encima de afectos, por encima de agradecimientos y adhesiones. Y lo mismo que mientras a un jugador suyo (y tan querido para él) le están salvando la vida en el césped, él tiene el arrojo de dejar en suspenso sus emociones y ponerse a pensar en cómo recomponer el equipo de cara a los últimos diez minutos de partido, el equipo y solo el equipo es lo que está en su pensamiento ahora mismo (y, por tanto, ese complejo entramado de perspectivas profesionales, ilusiones personales, necesidades de reconocimiento, poder adquisitivo del club, límite salarial, equilibrio de la plantilla, etc. etc.) Nos cuesta entenderlo pero es así. Más que llorar o decir, amar es pensar y hacer. Lo que, por otra parte, ha hecho Godín aquí durante nueve años.
Torres y Godín, puestos distintos, capacidades distintas. Puede que ya no estuviese para jugar toda la temporada pero si lo importante y además ejercer el liderazgo moral desde el vestuario. No, no es buen mensaje el que se manda y si Simeone está de acuerdo, Simeone se equivoca.