Y el Niño se fue campeón.
Por la mañana, los tres hijos de Fernando Torres
desayunaban alborotados junto a su madre y sus abuelos maternos en el
hotel Warwick Reine Astrid de Lyon. Los tres, dos niñas y un niño,
lucían indumentaria del Atlético y escucharon por boca de su abuelo una
premonición: "Nos traemos la Copa".
Sobre las once de la noche
llegó el momento más esperado por Torres a lo largo de su carrera,
celebrar un título con el Atlético. Levantó la copa junto a Gabi y
cuando el jolgorio sobre el podio finalizó se preparó para inmortalizar
un gesto que había imaginado, pero que no había podido cumplir. Con la
copa bajo el brazo y una bandera del Atlético a la espalda se dirigió
hacia la zona donde le esperaban los más de 10.000 seguidores
rojiblancos. Allí alzó el trofeo y se lo ofreció a la hinchada como si
fuera uno más de ellos. Luego, posó con el trofeo junto a sus hijos.
"Dedico este triunfo a la afición del Atlético, que no hace mucho
pasaban por momentos muy difíciles en los que era difícil explicar por
qué somos del Atlético", expresaba con sentimiento Torres, que no se
olvidó de reconocer a su entrenador y compañeros. "Este grupo ha
cambiado la vida a muchos atléticos. Ahora sabemos lo que es ganar.
Seguro que esto es el comienzo de algo más grande", apuntó.
Fernando
Torres cerró a los 34 años un círculo que inició cuando apenas era un
querubín con el rostro moteado de pecas y acné juvenil. Entonces tuvo
que soportar la presión de sostener al club y mantener viva la llama de
la afición en el erial que era la Segunda División. Torres era el único
cimiento sólido al que se podían agarrar los hinchas y la dirigencia del
club. Un chico prometedor que apuntaba a una carrera con una dimensión
internacional. "Volver a este club en el mejor momento de su historia
era mi deseo y este título, el primero y el último, es más especial. Es
una felicidad difícil de explicar después de tanto tiempo, era un sueño
que tenía desde pequeño", se sinceró.
Ni la Copa del Mundo, ni las
dos Eurocopas conquistadas con la selección, ni la Champions ni la Liga
Europa ganadas con el Chelsea parecen haberle llenado de tantos
sentimientos. "A nivel sentimental, este es el título más importante
para mí. He tenido la suerte de ganar muchos, pero cuando uno tiene un
sueño de pequeño... Este era el mío: ganar con mi equipo y he tenido la
oportunidad de volver y cumplirlo", abundó. El delantero rojiblanco
reconoció que cuando se marchó del club en 2007 no pensaba que viviría
algo así. "No lo hubiese imaginado, volver y ganar un título. Es algo
maravilloso", señaló Torres.
Conjura en el vestuario
En el
vestuario había una conjura para que pudiera tener la despedida que
buscaba. Los canteranos, liderados por Saúl, se lo habían prometido.
Todos le admiran y a todos les ha intentado transmitir los valores del
Atlético durante estos tres años y medio. Algunos se sobrecogieron
cuando le vieron llorar en la final de Milán con amargura. También los
pesos pesados del vestuario, encabezados por Gabi y Godín, querían
ofrecerle la copa antes de despedirse este domingo definitivamente
contra el Eibar en el Wanda. Gabi no tuvo inconveniente alguno en
compartir el levantamiento del trofeo.
Simeone también le tributó
un homenaje particular: "A Fernando nunca le regalé nada, la lección que
transmite a sus compañeros es la de no bajar nunca los brazos. Es el
único que ganó un Mundial y una Champions y nunca cedió a una suplencia o
a no ponerlo y ese es un legado enorme para muchos futbolistas que
tienen que aprender de él. Pertenecer a este grupo está muy por encima
de ganar este título. Es gente muy trabajadora, humilde. Los aficionados
mañana van a estar más orgullosos que nunca de su equipo", concluyó.
403 partidos y 127 goles después, el Niño se marchará campeón del
Atlético.