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Corderos contra pajaritos
vie jun 10 17:56
"Todo el mundo sabe dónde quiero continuar mi carrera", Kun dixit.
Mientras Agüero apura su aterrizaje forzoso a aquel lugar donde dijo que
no jugaría "ni en pedo", la afición del Atlético sigue buscando vacuna
contra la desilusión. Goyo Manzano, placebo o salvavidas, se sentará en
la silla eléctrica de Gil Marín por descarte, que no por convicción.
Auspiciado por Manuel García Quilón, agente predilecto del Gilifato,
Manzano vuelve al escenario del crimen. Envía un SOS a los aficionados
que, propiedad mediante, se sienten terneros de engorde: "Solamente
tengo que decirle a la afición que confíe en mí". La cuestión es que el
problema del Atlético jamás ha sido de entrenador, sino de dueños. El
asunto está en que los hinchas del Atlético confían en Manzano y en
quien venga, pero no en Gil Marín y Cerezo. Porque el discurso del
profesor Manzano, intencionado y arriesgado, resulta manido y
reiterativo. Es el mismo que las tripas del Calderón han escuchado más
de tropecientas veces en boca de cincuenta entrenadores diferentes
después de 24 años conjugando el verbo fracasar.
Nadie duda de
Manzano, pero nadie confía en sus superiores. Llega tras las negativas
de Benítez, Caparrós y Luis Enrique, pero la duda no está en la
capacidad del jienense, sino en las herramientas que le van a
proporcionar para que su discurso no suene a chufla el próximo 30 de
junio. Sin Kun y sin De Gea, con Forlán buscando equipo, el Atlético
tendrá que acertar con la relación calidad-precio de sus fichajes. Su
posición no es la de Real Madrid y Barça, que reciben 140 millones de
euros cada año por derechos televisivos, que tienen línea de crédito
ilimitada con los bancos y que pueden despilfarrar 60 millones en
fichajes sin sufrir las consecuencias. Y ahí está el jardín donde se ha
metido Manzano. Este Atlético lleva años siendo el equipo que peor ficha
de la Liga, porque sus propietarios lo han convertido en una agencia de
compra-venta de jugadores, donde no rige el criterio deportivo, sino el
bolsillo. La tradicional venta de humo del verano ha empezado. Los
atléticos se preparan para otra retahíla de jugadores de nivel medio y
precio inflado, cortesía Gil Marín. ¿Osvaldo? Pues vale.
Si el
Atlético quisiera, como dice Manzano "ser un equipo poderoso que juegue
bien a fútbol", para recuperar el paso de su historia, no estaría
escaneando el mercado haciendo el caldo gordo a equipos dispuestos a
sacarle los ojos con precios desorbitados. Quilones aparte, la
historieta ya no cuela. Los socios rojiblancos dicen sí a la cantera
(Koke, Domínguez, Pulido y Borja), pero también conocen qué jugadores
habría que fichar. No hace falta ser muy listo, ni ser ex jugador, ni
tener carné de "atlético de toda la vida", para saber qué futbolistas,
que no pertenecen a Real Madrid y Barça, son aquellos por los que merece
la pena pagar. Silva, Cazorla, Negredo, Llorente, Mata, Perotti, Navas,
Muniain o Rossi. Ninguno acabará en el Atlético. Son de primera línea,
juegan de maravilla y son los que necesita el Atlético para crecer. Los
aficionados de otros equipos dicen que, con los 100 "kilos" que De Gea y
Kun dejarán en caja, se puede construir un equipo muy bueno. Y llevan
razón. Jugar a PC Fútbol es tan inevitable como adictivo, pero eso no
cristalizará en el Atlético. No llegarán grandes jugadores, de primera
línea, auténticos cracks. Corderos contra pajaritos.
Rubén Uría / Eurosport