Tiene un currículo para recrearse (600 partidos en la
Liga ACB y 17 temporadas en la élite) y un palmarés para presumir (seis
medallas con la selección española, entre ellas la de campeón mundial
en 2006). Pero Carlos Jiménez (Madrid, 1976) ha decidido que no es
tiempo de retiradas ni balances. A sus 35 años y tras cinco cursos en el
Unicaja, volvió al Estudiantes, su casa, para tutelar a su joven
plantilla, dirigida por otro clásico, Pepu Hernández.
Pregunta. Se le ve pletórico.
Respuesta.
Estoy bien. Creí que estaba peor. Me estoy llevando una grata alegría
porque aquí el ritmo siempre es muy exigente y tenía mis dudas. Pero
estoy respondiendo y, sobre todo, tengo mucha ilusión. Me entreno con
muchas ganas. Las sensaciones están siendo inmejorables.
P. ¿Dónde halla la motivación?
R.
Es importantísimo que te guste lo que haces. Los años están ahí, pero
la ilusión se puede trabajar y hallar de miles de formas. La experiencia
ayuda. En mi caso, servir de referencia o solucionar determinados
problemas me hace sentir válido e importante. Luego, hay que responder
físicamente. Ahí soy muy exigente. Para ayudar a los demás tienes que
estar bien. Yo no soy de muchas palabras, pero me gusta dar ejemplo. Uno
de mis miedos era no estar al nivel que me marcase.
P. ¿Qué le dio el baloncesto?
R.
Alguno de los mejores momentos, la satisfacción de haber cumplido
objetivos que jamás pensé que llegara a vivir, el reconocimiento, la
estabilidad, una forma de vida... Tanto que mi esfuerzo diario pasa por
ser consecuente y devolverle todo eso.
P. Ha firmado por un año. ¿Será el punto final de su carrera?
R.
No me marco puntos finales. Quiero ver cómo se desarrolla el año y
cuáles son las sensaciones. Es un modo de ser coherente y protegerme. Mi
compromiso es tan alto que el tiempo que esté quiero estarlo al máximo
de mis posibilidades. Cuando acabe la temporada, ya veremos...
P. ¿Vértigo ante la retirada?
R.
Sí. Este año he estado cerca y es una sensación extraña. Ni asumes que
ya no sirves ni acabas de verte al otro lado. Cuando me dijeron que no
seguiría en el Unicaja... Días raros. Pierdes esa exigencia diaria con
la que te has acostumbrado a vivir. Un cambio grandísimo. Quería
continuar. Buscaba ilusión y apareció el Estudiantes. Todo se alineó
para volver. Pequeños guiños del destino. ¿Por qué aparece Pepu?, por
ejemplo. Volver a casa siempre es fácil.
P. Le han recibido con un cariño abrumador, con galones, con la capitanía, con el 10..., con todo.
R.
Mucho y todo bueno. Es una suma de exigencias y espero estar a la
altura. Sé que la relación va a ser muy fluida, muy natural. Espero
realmente servir de ayuda.
P. Su salida fue controvertida...
R.
Todo estaba cambiando, y no para bien, y en 2005 planteé la posibilidad
de irme. Siempre he querido estar a gusto en los sitios y no lo estaba.
Tras un proceso largo, la situación se normalizó, pasamos página y,
afortunadamente, ninguna de las partes llegamos a tener que
arrepentirnos. Luego, se volvió a analizar la situación y al verano
siguiente me marché a Málaga. Nos comportamos como personas civilizadas y
no quedó ningún mal recuerdo.
P. ¿Qué queda del canterano que debutó en 1994 con Pepu?
R.
La exigencia diaria. Es la cultura deportiva que te inculcan y la que
me ha ayudado en mi carrera: valorar las cosas en su justa medida, no
tener prisas, esperar el momento, ser responsable pero no hasta el
exceso, saber que es un deporte de equipo, ser generoso... Se resume
siempre con la palabra valores, pero son infinidad de pequeñas cosas.
P. ¿Cuál debe ser el papel del Estudiantes en esta Liga?
R.
Hay diferencias contra las que no podemos luchar. Pero en otros
aspectos tenemos un potencial enorme. Va a haber muchos equipos
igualados y entre ellos intentaremos destacar. Debemos ser cautos y no
generarnos dudas a las primeras de cambio si los resultados no son
buenos.
P. ¿Habría vuelto sin Pepu?
R.
Respetaba mucho a Luis [Casimiro] y no habría tenido inconveniente en
jugar en un Estudiantes entrenado por él. Era el técnico cuando el club
me planteó el regreso. Pero en esos días yo hablaba con Pepu, todavía en
el Joventut, del futuro. Después, cada uno por nuestro lado, fuimos
resolviendo las cosas. Todo encajaba y acabamos aquí. Mi carrera en el
Estudiantes es casi paralela a la suya. Nos juntamos en la selección y
fue una alegría enorme. Tenía ganas de que viviera esa experiencia y
sentí mucho cuando se fue porque le habría encantado vivir unos Juegos.
Para mí, ha representado la normalidad. Siempre ha trabajado con
cordura, sin extremismos.
P. ¿Cómo siguió el Europeo?
R.
Con inquietud por que salieran bien las cosas. El grupo sigue unido,
pero quizá ya no transmite tanta imagen de solidez. Tenemos la suerte de
disponer de un talento inmenso. A pesar de los inconvenientes o las
dudas, siempre están ahí y siempre quieren más. Fueron capaces de
recuperarse del palo del Mundial de 2010. El compromiso es absoluto.
P. ¿Inconvenientes?
R.
Es muy difícil gestionar el éxito. Cuando ganamos el Mundial en 2006,
todo fue perfecto porque estuvimos centrados en la competición. Esa es
la tranquilidad ideal. Pero, cuando empiezas a ganar, llamas la atención
y los rivales están pendientes de ti y te estudian. Se genera más
seguimiento, prensa, notoriedad... Es más difícil centrarte. Se necesita
un grupo muy unido. Cuantos más agentes externos haya, más tienes que
trabajar para no perder la esencia de la competición.
P. ¿El techo de España?
R.
El reto son los Juegos de Londres 2012. El techo lo pondrán ellos. El
núcleo duro del equipo, la generación de 1980, sigue y los que lo
complementan ahora responden. Es la garantía.
P. ¿Estados Unidos?
R.
El principal rival de Estados Unidos puede ser su soberbia. No sé qué
equipo llevarán, si podríamos darles la sorpresa, si tendrán la tensión
de pensar que les podemos vencer... Deportiva y tácticamente, estamos a
su altura. El problema será cómo funcionen las cabezas de unos y otros.
P. ¿Cómo se vivió desde dentro la final de Pekín en 2008?
R.
Les iba cambiando la cara. Los teníamos ahí. Pero en dos acciones se
nos fue el partido. El triple que fallé yo... Un triple con falta que
anotaron ellos...
P. ¿Tiene el equipo la sensación de tornarse en leyenda?
R.
No es el momento de echar la vista atrás. Yo, quizá un poco más, que ya
soy mayor y empiezo a tener perspectiva. Pero, cuando les veo, pienso
que sigo ahí con ellos. La valoración de la excelencia llegará con los
años.
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