A Simao le vi entrenar al día siguiente de perder a su sobrino en aquel desgraciado accidente y jamás he visto a nadie más triste y a la vez más volcado en su trabajo. Uno de esos futbolistas que parecen más listos que todos los demás. Como Maxi o como Manolo en su momento.
Le he visto algo despistado en estos últimos cuatro o cinco partidos y ahora entiendo el porqué. El equipo lo ha notado mucho y más que lo va a notar cuando no esté por aquí.
Por cierto, otro de los poquísimos jugadores que hemos tenido en los últimos tiempos verdaderamente a la altura del club y que se marcha sin pena ni gloria entre la mayoría de la grada. Quién la ha visto y quién la ve a la dichosa gradita.