Estimado Cave, en ningún momento he querido vincular el arbitraje amateur con el profesional (Primera y Segunda División). Desgraciadamente ya no lo hago, pero he jugado toda mi vida al fútbol, desde divisiones inferiores a ligas de barrio o interempresas. Nunca he recibido una tarjeta por protestar y eso que he vivido y padecido algunas decisiones increíbles. Y sí, tienes razón, también hay descerebrados que a esos niveles van a meterse con el árbitro desde el minuto 1, pero también los hay que se meten con el entrenador o con los jugadores, a pesar de que todos sean amateur o casi.
Cuando hablo de la dudosa, por lo menos para mí, honestidad de ciertos árbitros, lo hago de los profesionales. Y cuando hablo de deshonestos no me refiero sólo a los que se puedan comprar o vender, que haberlos haylos sin ninguna duda, lo contrario sería creer en un mundo paralelo de color de rosa. Pero en este caso, en el de Daudén Ibáñez, por ejemplo, hablo de una animosidad evidente hacia el Aleti. Desde sus inicios en Primera. Recuerdo una eliminatoria de Copa contra el Barsa que pasó el Aleti pese a jugar con dos hombres menos en el Calderón por obra y desgracia de este arbitrucho aragonés. Y recuerdo lo de Valera y lo de Perea del año pasado, etc etc.
En todo caso, si sólo fuese lo de Daudén esto sería anecdótico. Pero el tema es tal y como lo pinta Pereira un poco más arriba. En este país los árbitros han contribuido decisivamente a crear un monstruo y todos sabemos cuál es. Digamos que es por miedo a la prensa madridista, a la consecución o no de la escarapela internacional, a no bajar de categoría, a no tener que soportar a tu masa de vecinos aborregada y madridista... Son múltiples razones, pero están ahí y negarlas no tiene sentido.
Saludos