Visto que acabamos de ser testigos de la enésima prueba de ineficiencia arbitral, quizá valga la pena reavivar el hilo. Se han comentado cosas interesantes. Por ejemplo, la reticencia del cuerpo arbitral para contar con ayudas técnicas que puedan evitar sus errores. La cosa es tan vieja como la humanidad: la casta sacerdotal es infalible en su juicio. Y si se equivoca es porque de humanos es errar. Me sorprende que haya quien sostenga estas tesis siendo aficionados de uno de los clubes más castigados históricamente por esos fallos, teóricamente aleatorios, que ponen en entredicho la estadística cuando se trata de perjudicarnos. Dejando a un lado esa puñetera manía de ser políticamente correctos o de cogérsela con papel de fumar, que es lo mismo, yo me pregunto a qué aficionado (a los abyectos jueces ya sabemos por qué no les gustaría) le puede molestar que de manera reglamentaria se pueda acudir a una moviola para resolver las dudas en el campo. Hay quien dice que por tradición, y yo le respondo que mucha más tiene el rugby y quizá por el hecho de ser un deporte de caballeros no han tenido problemas en ayudarse de las imágenes de televisión para corregir en tiempo real las dudas de los jueces. Hay también quien argumenta que si el fútbol ha llegado a ser lo que es, no hace falta introducir innovaciones. Y yo diría que si es por ello, no veo por qué la Justicia, esa con mayúsculas, debe valerse aún vistiendo togas (y pelucas de crin en los países de influencia británica) de medios técnicos como, por ejemplo, la PCR, esa que permite descubrir la huella genética del asesino apenas se le haya caído una escama de caspa o un cabello en la escena del crimen. Me sorprende que haya quien en el fútbol quiera permanecer en tiempos en los que la justicia dependa de las genialidades de un Sherlock Holmes o de un Poirot. Decisiones más románticas, sí, pero como más dependientes de conjeturas poco sujetas a la verdad. Y como se da el caso de que uno de los principales damnificados es siempre nuestro Atleti, ese tercerón que jode a los más potentes como garrapata en el culo, pues a lo mejor sería preferible buscar y exigir justicia en vez de aceptar las sombras de una ambigüedad que puntualmente nos perjudica. ¿O no?
Saludos.