Considera que el actual modelo está ya agotado
¿Podrían Francia, Alemania, EE.UU. y España aceptar con el poso de
cultura, tradición, sentimientos, música ser propiedad de una persona
física o de una sociedad anónima?¿Puede administrarse tanto sentimiento
y tanta historia simplemente por el valor del dinero? La respuesta es
contundente y claramente NO.
Pues bien, en el mundo del fútbol
está ocurriendo exactamente eso, clubes poseedores de multitud de
sentimientos, de tradiciones pasadas de padres a hijos, con clarísimas
vinculaciones geográficas, que resumen de alguna manera el espíritu de
unas gentes ligadas a una localidad, a una provincia o a una región de
nuestra querida España son dirigidos por un capataz que lo único que
hace es aportar el puro dinero y en la mayoría de los casos ni eso.
Todos
sabemos lo que representa el Athletic, el Barcelona, Betis, Atlético y
eso no puede ser sustituido por un mero talón. ¿Cómo es posible que los
sostenedores económicamente del club, con el pago de sus abonos, las
compras por televisión, merchandising sean absolutamente ignorados por
estos nuevos arribistas que sólo buscan notoriedad y dirigen los clubes
con el más absoluto desprecio de los aficionados?.
La Ley Gómez
Navarro de las S.A.D. ha sido todo un fracaso, no ha servido para
controlar la deuda de los clubes, ni para responsabilizar a los
dirigentes de tales desaguisados, por las deudas por ellos generadas.
Tenemos ejemplos escandalosos de equipos que han multiplicado su deuda
en estos últimos 20 años en más de un 1000% ¿No es escandaloso que de
los 21 clubes de Europa que han acudido al concurso de acreedores, 20
sean españoles?¿No resulta igualmente chocante que el club mejor
administrado de España sea Osasuna, que es propiedad de todos sus
socios?
¿Cómo podemos perpetuar el anacronismo de que en la época
de la dictadura del general Franco las únicas elecciones libres que se
hacían eran las de los presidentes de los clubes de fútbol y ahora que
vivimos en un régimen de libertad de opinión y democrático, sean
precisamente los clubes de fútbol las únicas instituciones a las que se
les ha privado de poder elegir a su presidente? En muchos casos,
además, sometidos a dictaduras bochornosas, pues no hay más que ver la
trayectoria de clubes históricos como el Atlético de Madrid, Real
Betis, Rayo Vallecano, Real Zaragoza cuyas masas sociales han sido
maltratadas hasta el límite de la rebelión que algunas de esas
aficiones ya han puesto en marcha.
Es pues la hora de revisar la
nefasta ley, que ha fracasado no sólo en España, sino en Inglaterra. A
mi juicio, y al de todos aquellos que conformamos Atléticos por el
Cambio, la nueva Ley debería devolver el club a sus legítimos
propietarios, los socios, para así tapar la auténtica chapuza política
que se orquestó en 1992 dejando a unos clubes en manos de sus socios y
a otros en manos de estos arribistas. Por lo tanto, igualdad para todos
para así poder competir de manera limpia.
Debería de prohibirse
en dicha Ley que los clubes se endeuden como máximo un 20% del total de
su presupuesto anual, debiendo por lo tanto crearse un órgano regulador
de vigilancia en la administración, que imposibilite y prohíba los
desatinos que estamos viendo actualmente.
Los nuevos dirigentes,
elegidos por los socios, deberán responder económicamente con su
patrimonio del aumento de la deuda que se haya hecho por encima de los
límites marcados en la ley.
Por último, deberá llegarse a un
consenso entre los clubes y las administraciones públicas para que las
deudas con Hacienda y Seguridad Social tengan que pagarse
obligatoriamente, pero en unos plazos que no hagan inviable la
salvación de dichos clubes.
La administración no puede seguir
mirando para otro lado durante más tiempo, nuestro fútbol está en
quiebra y la desaparición de equipos históricos puede ser inminente. El
malestar social que ello conllevará se extenderá por toda la geografía
nacional en unos nuevos indignados por la legitimación y la
permisividad que han permitido los poderes públicos para llegar a esta
dramática situación, siendo por ello responsables subsidiarios de la
catástrofe social que la desaparición del fútbol puede originar.
Gabriel Camuñas Solis. Dirigente de Atléticos por el Cambio