Si yo fuera del Atlético –algo nada
descabellado- hoy estaría feliz. Y mi felicidad no se debería única y
exclusivamente a la situación deportiva por la que atraviesa el cuadro
rojiblanco en la actualidad. Mi felicidad tendría que ver con la salud económica
de mi club; a la buena salud, me refiero. Porque sólo así se explica que la
entidad que preside Enrique Cerezo junto al mejor gestor del mundo, Miguel Ángel
Gil, sea capaz de pagar 13.5 millones por un jugador que no tiene cabida en la
primera plantilla del Atlético de Madrid. Siendo así, la continuidad de Falcao
en el Vicente Calderón puede darse por segura.
La operación que ayer anunció el
Sporting de Braga de la ejecución de compra del extremo portugués ‘Pizzi’,
actualmente cedido en el Deportivo de la Coruña, por una cuantía cercana a los
14 millones acaba de un plumazo con las previsiones más agoreras en cuanto a la
situación contable del club colchonero. Ahora ya no hay dudas: el Atleti está
saneado. Ahora ya sí que se puede decir, sin miedo a estar equivocado, que
aquello de la UEFA de retener temporalmente el pago de los premios en metálico
del Atlético por deudas con empleados suyos, con otros clubes y con las
autoridades tributarias era un falso rumor alimentado por la prensa más afín al
madridismo, que las dificultades para hacer frente a los pagos estipulados por
la Seguridad Social (cerca de 80 millones hasta 2017) eran un invento de
aquellos a los que molesta que el Atlético vuelva a ser grande…Si el Atleti es
capaz de pagar tal cantidad por el jugador 25 de su plantilla, ¿qué no hará por
Falcao?.
Sin embargo, la realidad es otra. Una
realidad que seguramente ni siquiera podemos imaginárnosla. Solo sabemos que
Jorge Mendes es la pieza central del rompecabezas. Solo sabemos que el agente
portugués controla futbolistas, empresas de representación y fondos de
inversión. También intuimos que maneja a presidentes y que mueve los hilos de
numerosos clubes. Todo lo demás son sospechas –en este caso, de todo menos
infundadas-. Las operaciones del Atleti ya no tenemos la certeza de si son del
Atleti o son de Mendes; si son de Gestifute (compañía de representación) o de
Quality Sports Investment (fondos de inversión); si son buenas o
malas.
No sabemos casi nada. Ahí es donde
debería entrar el periodismo de investigación. Dar luz donde hay oscuridad,
aportar claridad donde hay confusión. Que no pase lo mismo que ha sucedido con
Lance Armstrong, que ganó 7 Tours mientras todos imaginaban, sospechaban o
intuían.