Borrel hace algo de crítica como contapunto al publireportaje... Poca cosa, pero bueno...
Cuando el éxito llega tras un fracaso es que algo se hace mal
Los datos están ahí y nadie los puede discutir. Cuatro títulos
continentales en poco más de dos años. Dos Europas League y dos
Supercopas de Europa. Y todo con dos directores deportivos diferentes,
dos entrenadores diferentes y dos plantillas prácticamente diferentes.
Resumiendo, lo único que no es distinto son los dirigentes. Es la hora
de que Colaborador-Necesario-Peluquín y Condenado-Cara8 saquen pecho (a ver si alguien se lo parte), que
disfruten de su minuto de gloria. Y lo están haciendo cada vez que son
requeridos por cadenas de televisión, emisoras de radio y periódicos
desde que el pasado viernes el Atlético de Madrid conquistara Mónaco con
su mejor partido en el último cuarto de siglo.
En la entrevista que el condenado Cara8 concedió a M-ierda, el consejero delegado
repasó la actualidad del club sin rehuir ningún tema (de los que previamente habíamos preparado convenientemente). En la misma
destacó que el Atlético acumula cinco finales en dos años, que suma seis
temporadas cumpliendo objetivos. Sin querer restar mérito alguno a lo
conseguido, que está al alcance de muy pocos, habría que recordar que
hasta hace poco más de dos décadas la escuadra de la ribera del
Manzanares era una alternativa real al Bar$a y al Trampas. Hoy
en día pensar en competir con ellos es una utopía. Y eso es algo que no
se puede discutir, ni eso ni que por afición, historia e ingresos
debería seguir siendo el tercer club de España. Sin embargo, en las
últimas veinte campañas sólo dos veces ha subido al podio de la Liga,
eso sí, ambas a lo más alto del mismo, aunque la segunda fue cuando
militaba en Segunda división.
El caso es que si el propio club se marca como meta cada verano acabar
la Liga entre los cuatro primeros clasificados, pero ese objetivo apenas
lo cumple un par de veces en quince años, es que algo se está haciendo
mal, toda vez que el éxito llega tras un fracaso. Y éste, quizá, no sea
responsabilidad de las decenas de futbolistas y técnicos que en los
últimos lustros han pasado por el Vicente Calderón.