Pasó la final con el Chelsea, por la Supercopa de Europa...
-Sí
-Pasó la final de Copa del Rey contra el Real Madrid...
-Sí.
-¿Y
ahora?Diego Simeone acaba de salir del gimnasio. Tiene el pelo húmedo,
más largo de lo que marca su look tradicional. Lo acompaña su hijo
Giovanni, el mas grande de los tres, el prometedor delantero de la
Quinta y la Reserva de River. Falta poco más de una hora para ir a
buscar al más pequeño a la escuela y es el momento de beber un refresco
para reponer las energías. “¿Y ahora?”, pregunta en voz alta. “Ahora
quiero que el equipo siga en la misma línea. Seguir siendo competitivos
internamente, eso nos va a generar ser competitivos hacia afuera.
Mejorar. Y olvidarnos un poco de lo que hizo el equipo. Sería peligroso
detenerse a mirar lo que hicimos y hacemos”.
-¿Por qué olvidar? Suena hasta injusto, Cholo.
-Cuando
nos hablaban sobre los números que habíamos marcado, los partidos
invictos en la Europa League, la cantidad de partidos de local que
ganamos... Los momentos que uno transcurre, los tiene que vivir. Pero no
tenés que detenerte a mirar lo que estás haciendo. ¿Por qué? Porque
estamos en el camino aún. Va a ser bueno cuando no estemos más en el
Atlético. Hoy me lo prohíbo a mi mismo e intento transmitirle a los
chicos que tenemos que seguir mirando el día a día.
-Bielsa
sostiene que después de alcanzar un objetivo, hay una gran sensación de
vacío. Cuando derrotaste al Real Madrid, ¿lo sentiste? -Sí, eso existe,
porque hay mucho esfuerzo para lograr el objetivo y para tener a los
jugadores en su plenitud. Cuando llegás a ese momento, me pasó en
Estudiantes, te decís “¿cuándo voy a llegar otra vez a tener al equipo
en ese estado tan emocionante de verlo?”. Y es real. Contra el Madrid,
por ejemplo, en la final de Copa del Rey, terminó el partido y lo
primero que me salió fue quedarme quieto en el banco de suplentes. Por
la presión, la responsabilidad, el peso de la historia que teníamos
contra el Real Madrid, te genera un estado raro, difícil de explicar,
pero cuando el árbitro lo terminó, quedé en un silencio interno.
-¿Fue lo más grande que lograste como DT?
-Desde
el rival, se engrandece todo lo que se logró. Vi reflejado lo que pasó
en Estudiantes-Boca en la previa, porque incluso arrancamos perdiendo 1 a
0... Y cortamos 44 partidos invictos que tenía el Real de local, eso
genera un estado de emoción que se ve en la gente. Vas por Madrid y a la
gente del Aleti la reconocés en seguida, porque está contenta. Los
hinchas mismos del Madrid nos felicitaban por la calle...
-¿Qué les dijiste antes del suplementario, en esa mini charla técnica?
-Que
estábamos mejor que ellos, cada vez más fuerte lo fui diciendo,
“¡estamos mejor que ellos!”, que confíen en mí. Había una transmisión de
energía en el grupo, lo sentías. Y en el ambiente se notaba que lo
íbamos a ganar, que el rival tenía miedo a perder...
-Un instante de tanto estrés, como esa charla técnica, ¿lo padecés? ¿Lo disfrutás?
-Es el mejor momento. Ante la presión tan alta, me siento libre,
cómodo, me siento en mi mundo. Esos momentos de tanta presión me
exaltan.
-Todo bien, pero ante tanta presión, ¿no explotás? ¿No te hace mal? ¿Cómo desconectás?
-Salgo
a correr: parezco Forrest Gump. Normalmente corro 10 u 11 kilómetros,
cuatro veces a la semana, como mínimo. ¿En qué momento me siento conmigo
mismo? Cuando corro. Me siento libre, no hablo con nadie, sólo conmigo
mismo. A veces voy al cine, pero el cine tiene un momento que a veces la
película es mala. Y cuando la película es mala, ahí me empiezan a pasar
los jugadores o los dirigentes por la pantalla, jaja. Me engancho con
las series.
-¿Cómo hacés para no mirarte tu ombligo?
-No me detengo a mirar lo que estamos haciendo. Mi fortaleza y la que
intento sostener es no salirnos del día a día. Pongo un objetivo diario.
Mi único objetivo es ganar, a los jugadores les digo “yo no tengo
compromisos con nadie”.
-¿Te sentís mejor entrenador?
-Vamos creciendo, pero desde la experiencia, no desde el ganar. Un
entrenador crece con lo que le va pasando, con el trato con distintos
jugadores, distintas ligas, pudiendo ver otras cosas...
-¿Te proyectás para la Selección?
-Ese
lugar es para la gente que tiene experiencia. No hay paso por gente que
le va bien, por un buen pasar solamente o dos o tres años de
resultados. No podés llegar con pruebas, con ideas, vos tenés que llegar
con una historia, con un sostén, con la jerarquía que te da la edad y
con conocimiento. Quiero que la Selección me pase en ese momento, en mi
momento justo.
-¿Mirás fútbol argentino por TV?
-Sí,
miro. Hay buenas apariciones. La de este chico Correa es interesante,
la de Vietto sigue siendo muy buena, me pone contento porque lo vimos en
15’ de entrenamiento y Zubeldía le pudo dar la confianza. Debutó con
nosotros. Vemos en Lanús un equipo que quiere jugar bien. Martino, lo
que te decía: le fue bien en Paraguay, le va bien en Newell’s, son tipos
que tienen historia. No es casualidad que le vaya bien a Troglio en
Gimnasia, hay un tema de pertenencia que te genera una energía
diferente. Ni es casualidad que Newell’s salga campeón con Martino luego
de pelear el descenso, o que llegue Ramón Díaz a River y salga segundo.
Guardiola en el Barcelona, mi caso en el Atlético. Responde a la
energía que te crea el ambiente. Mourinho, fue a todos lados y le fue
bien.
-¿Cómo impactó en Europa el descenso de Independiente?
-Difícil. No es bueno como no fue bueno el descenso de River, de Racing de San Lorenzo. No es bueno.
-¿Cómo convivís con la distancia, con tener lejos a tus hijos, tu gente?
-Es duro. Tenemos una relación con Carolina que es muy buena y eso nos
genera que estemos bien con los chicos. Y al mismo tiempo, con el vivir
nos damos cuenta que la calidad es mejor que la cantidad. Sin estar, soy
un padre presente.
-¿A cualquier hora?
-No, a las tres de la madrugada no los atiendo, jaja. Siempre hablo con
ellos, por ejemplo antes de los partidos. Cuando los jugadores se van a
hacer la entrada en calor, yo hablo con mis hijos y es otro cable a
tierra para mí. Me ven caminando hablando “¿cómo te fue en el colegio?”,
je, me desenchufo del partido.
-¿Son críticos tus hijos?
-Una vuelta, estaba en la COPE, en una entrevista, y los enganchan a
mis hijos por teléfono. Hablo con los dos grandes y cuando le pasan al
más chico, le digo “flaco, mira que estás en la radio, cuidado con lo
que decís que te está escuchando mucha gente”. Y le pregunté: “¿Cómo ves
al equipo?”. Y mi hijo hace una pausa y me dice: “Y, pa, hay que
mejorar, eh”, ja. ¡Habíamos ganado la Supercopa de Europa!
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