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Lazio - Atletico de Madrid

Último artículo 01-03-2012 19:26 escrito por Apache76. 313 respuestas.
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  • 24-02-2012 17:58 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

    Chinasky:
    No, todos no. Yo, mientras estén los golfos, prefiero la EL porque competimos por ganarla, mientras que en la Champiñones jugaríamos por pasar la fase de grupos y una eliminatoria con suerte, poco más. Yo siempre soy más de cabeza de ratón que de cola de león y, siendo realista, con los golfos no damos para más que cola y si llega.
    Xactamente.
  • 24-02-2012 21:12 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

    Tarraco:

    kikogol II:

    [Una cosa es estar a las duras y a las maduras y otra hacer el caldo gordo a esta gentuza.

    SALUDOS.

    Pero que caldo gordo, ni historias. Aquí todos, repito TODOS, queremos jugar la CL antes que la EL. Todos, todos, preferimos a V. Calderón antes que al p uto gordo. Todos, todos preferimos Gárates a Pizzis, pero desgraciadamente, hay cosas que no esta en nuestra mano, poder revocarlas ( o casi). A partir de esta situación, y saber donde estamos, sin olvidar lo que fuimos, voy a muerte con mi equipo. Da igual si es en old trafford, en san siro, o en el martinez valero.

    Saludos.

    PD: por cierto, a ver si puedo bajar este año, y me repites estas tonterías degustando un Clos Barenys. También bajaré cerveza, que sino Pereira se borra.

     

    Yo no puedo verlo así, lo siento. Entendería que los golfos se fueran y tuvieramos que empezar desde segunda B solo con jugadores de la cantera, e incluso que tardaramos unos años en volver a Primera, ya que los delincuentes dejarán, si llega el feliz día, esto como un solar y en ese caso apoyaría el primero, pero siempre con la perspectiva que aunque tardemos, nuestro objetivo debe ser volver a lo que éramos.

    Esto es distinto, esto es amoldarnos a la mediocridad que nos imponen los golfos y yo a eso no estoy dispuesto. ¿No podemos hacer nada?, con esta gente solo vale dos cosas, tocarles el bolsillo o mandarles a los juzgados, no se si  con eso se consigue echarlos, pero por lo menos no se sigue alimentándolos, de esa forma seguro que no lo consigues.

    Te lo explicaré, hombre, y seguro que si no lo consigo al principio, cuando llevemos unas cuantas botellas, seguro que si.

    SALUDOS.

     

     

    Diles que se vayan
  • 28-02-2012 22:36 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

    No se han prodigado mucho los Grandes de la expedición, si no en cortesías innecesarias entre hermanos, amén de tan generosas como exageradas. Así que aprovechando que estoy tirado en Barajas con bastantes horas de espera hasta el próximo vuelo, voy a ver si puedo pergeñar una croniquilla de la inolvidable noche romana. Aviso, va a ser un buen rollete, que tiempo tengo para escribir. Pues a ello:

     

    “Rosso, hemos quedado al lado del Olímpico, en el obelisco, a las cinco y media”. “Muy bien, allí estaremos; gracias y un abrazo, Pereira”.

     

    Acompañado por Massimo, mi hermano italiano quien me ha inculcado el tifo por el Bologna de la misma manera que yo he inoculado a él y a su hijo primogénito, mi ahijado, la pasión por el Atleti, habíamos llegado a Roma al pelo, con el tiempo justo para marcar territorio en el hotel y pillar un taxi hacia el estadio. Y allí nos plantamos como clavos a la hora convenida, él con su gorra atlética, y yo con mi sacrosanta bufanda del Atlético Club de Socios (mil gracias una vez más, Paco, Pasaba, Txema, Quesada, Madder). Lo rojiblanco brillaba por su ausencia, pero la cosa no parecía importarle mucho a Massimo, que había quedado extasiado ante el obelisco mussoliniano (“cazzzo!, a Bologna non ce ne sono più di queste cose!) y se aplicaba con denuedo a sacarle fotografías. Pasaban de largo los tifosi, miradas de reojo a nuestras enseñas rojiblancas y basta.

     

    En un determinado momento se empezó a oír un estruendo lejano, creciente, como el eco continuo de una explosión remota. El frenesí de los polizziotti anunciaba el arribo de los ultrà laziali, que llegaban al estadio en un corteo impresionante de cantos, banderas, bengalas, petardos… La policía cortó el Lungotevere Diaz y los condujo a la curva nord.

     

    Poco después llegaban Pereira, Quesada, Jesús, Rubén y Chewy, y al poco se unieron Igo y su novia. Más tarde llegó Enrico, amigo romano de Jesús, fascinante personaje felliniano que parecía escapado de La Dolce Vita, cargado de sfrappole e castagnole, dulces típicos de Pascua, para entretener el preludio del partido. Mientras esperábamos la llegada de los hijos de Enrico, que también querían animar al Atleti, ocurrió el único hecho desagradable de la noche. Estábamos hablando entre nosotros cuando un soplapollas laziale le arrancó la bufanda a Igo, quien en un primer momento, lo tomó por broma. Como quiera que se iban alejando, Massimo y yo, que nos habíamos dado cuenta, fuimos hacia ellos. La cosa empezaba a ponerse seria. El cabestro romano argüía que le habían robado en Madrid una bufanda años antes y que actuaba aplicando la ley del talión. La bestia, bebida, fumada y con botella en mano, no atendía a razones, a diferencia de los que le acompañaban, aunque tampoco hacían mucho para convencerle. Y, en esto, llega un momento en que Igo aparta a moros y cristianos, esto es, a todo cristo viviente de los que allí estábamos y le espeta al ladrón: “venga, basta de gilipolleces, ahora tú y yo solos, vamos a ver si tienes huevos”. Yo no creo haber visto nunca un romano correr tan deprisa. Antes de que nos diéramos cuenta había desaparecido con sus acompañantes en dirección a las huras de la curva nord, donde era imposible perseguirles. No quisiera pasar por alto la actitud de la media naranja de Igo. Allí estaba a su lado y en ningún momento se echó para atrás, todo lo contrario: el último gesto dedicado a los laziali en fuga fue el suyo, con el dedín medio enhiesto apuntando al cielo romano. Aunque no le pegara nada a una niña tan refinada, me resultó encantadora en su papel de guerrerita. Simpatía, belleza y coraje en una pieza. Casi ná…

     

    Finalmente llegó el momento de entrar en el estadio a nuestra zona asignada, en la curva sud. Tres controles con cacheos que tuvieron como única consecuencia el decomiso de casi todos los mecheros, más por nobleza del que no sabe mentir que por celo de los guardias en confiscarlos. El ambiente era magnífico en nuestro sector, trufado de romanisti que se habían gastado las pelas con el único interés de joder a los laziali, invocando una y otra vez el acostumbrado grito de “Lazio, Lazio, vaffanculo”, acompañado por parte de los nuestros. Me llamó la atención la gran juventud de la mayoría de los que allí animaban, así como la presencia de numerosos madridistas (estudiantes de Erasmus) que declaraban su más sincero apoyo al Atleti por tratarse de un encuentro internacional; para mí que pensaban en el partido únicamente como buena excusa para montar una juerguecilla y acercarse a las gónadas de su deseada/o de turno, que ya sabemos a lo que se dedican la mayor parte de los del Proyecto Orgasmus.

     

    ¿Qué decir del partido? Pues nada que Vds. no sepan, entre otras cosas porque a diferencia de nosotros, Vds. lo vieron. Eso sí, los abrazos con Quesada, Pereira, Massimo y Chewy (el día que salga del armario se dará cuenta de cuán bella es la vida del Colchonero) tras cada gol del Atleti, no se los cambio a nadie por nada, no existe palco de honor desde donde se pueda disfrutar tanto un partido de fútbol.

     

    Inciso: caray, entre paseíllos para llenar la copa y otros para fumar un cigarrito en el cuarto de baño, se me está pasando el tiempo que da gusto. Resulta que mi jefe es más bien cicatero, por lo que rara vez se estira comprando un billete de primera, de esos que estúpidamente llaman ahora “business”, pero da gusto cuando uno debe pasar cinco horas aherrojado en un aeropuerto. Estoy dejando la “bodeguiya” de la sala VIP (otro término gilipollesco) tiritando. Nada especialmente reseñable, pero buenos tempranillos de Rioja y –en su versión tinta fina– de Ribera (va por ti, Qmaneradevivir).

     

    Tras la inolvidable victoria nos encaminamos a una buena trattoria romana donde Enrico había reservado previamente. Permití, ante su insistencia, que un camarero se pusiera mi bufanda (después me dijo Massimo que en la mesa de al lado había un periodista de la Rai muy famoso, conocido por su credo laziale, y así entendí por qué el camarero –romanista, sin duda– hacía tanta ostentación de nuestra enseña) y me costó un poco arrancársela del cuello, estaba empeñado en que se la regalase. Cuando le dije que en ella había arropado a mis hijos (gracias de nuevo, Paco, Pasaba, Txema, Quesada, Madder), me la devolvió sin más historias. Buena cena, buen vino, buenos licores y mejor compañía.

     

    El día siguiente, aún borrachos de euforia por el resultado y de camaradería Atlética (quizá debería concretar recalcando la especial complicidad que compartimos los de SdH, más allá de los “simples Atletistas”), tras recorrer triunfales el centro de la Caput Mundi rematamos para despedirnos con un almuerzo en Alfredo, templo de la gastronomía histórica romana. De la ronquera me recuperé tres días después.

     

    ¿Qué queda de todo ello? Un recuerdo imborrable. Y les pido disculpas por anticipado, lo que estoy por escribir no es de un buen Atlético: aún más importante de la magnífica victoria que nos trajimos del Olímpico, lo fue para mí el haber compartido unas horas con aquellos excepcionales amigos. ¿Qué le voy a explicar a aquellos de Vds. que tienen el honor, como yo ya, de conocerles? ¿Hay acaso palabras para expresar la bonhomía y mesura de Pereira, la prudente inteligencia de Quesada, la exuberancia afectuosa de Igo, la impresionante cultura –sin jactancia– de Jesús, la nobleza y elegancia cristalinas de Rubén, la belleza solar de la novia de Igo? Virtudes, en algún modo, comunes a todos ellos, salvo la belleza, patrimonio exclusivo de la última citada. Quede como remate la conmovedora timidez (la entiendo, visto il vizietto que le destruye) del protoatlético Chewy, personaje encantador que completó la expedición hasta convertirla en perfectamente panmadrileña. Así que solamente queda espacio para una conclusión: Dios bendiga el Atleti, Dios bendiga Señales.

     Con un abrazo.

     

    Veritas Vincit.

  • 28-02-2012 23:50 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

    rossobianco:

    No se han prodigado mucho los Grandes de la expedición, si no en cortesías innecesarias entre hermanos, amén de tan generosas como exageradas. Así que aprovechando que estoy tirado en Barajas con bastantes horas de espera hasta el próximo vuelo, voy a ver si puedo pergeñar una croniquilla de la inolvidable noche romana. Aviso, va a ser un buen rollete, que tiempo tengo para escribir. Pues a ello:

     

    “Rosso, hemos quedado al lado del Olímpico, en el obelisco, a las cinco y media”. “Muy bien, allí estaremos; gracias y un abrazo, Pereira”.

     

    Acompañado por Massimo, mi hermano italiano quien me ha inculcado el tifo por el Bologna de la misma manera que yo he inoculado a él y a su hijo primogénito, mi ahijado, la pasión por el Atleti, habíamos llegado a Roma al pelo, con el tiempo justo para marcar territorio en el hotel y pillar un taxi hacia el estadio. Y allí nos plantamos como clavos a la hora convenida, él con su gorra atlética, y yo con mi sacrosanta bufanda del Atlético Club de Socios (mil gracias una vez más, Paco, Pasaba, Txema, Quesada, Madder). Lo rojiblanco brillaba por su ausencia, pero la cosa no parecía importarle mucho a Massimo, que había quedado extasiado ante el obelisco mussoliniano (“cazzzo!, a Bologna non ce ne sono più di queste cose!) y se aplicaba con denuedo a sacarle fotografías. Pasaban de largo los tifosi, miradas de reojo a nuestras enseñas rojiblancas y basta.

     

    En un determinado momento se empezó a oír un estruendo lejano, creciente, como el eco continuo de una explosión remota. El frenesí de los polizziotti anunciaba el arribo de los ultrà laziali, que llegaban al estadio en un corteo impresionante de cantos, banderas, bengalas, petardos… La policía cortó el Lungotevere Diaz y los condujo a la curva nord.

     

    Poco después llegaban Pereira, Quesada, Jesús, Rubén y Chewy, y al poco se unieron Igo y su novia. Más tarde llegó Enrico, amigo romano de Jesús, fascinante personaje felliniano que parecía escapado de La Dolce Vita, cargado de sfrappole e castagnole, dulces típicos de Pascua, para entretener el preludio del partido. Mientras esperábamos la llegada de los hijos de Enrico, que también querían animar al Atleti, ocurrió el único hecho desagradable de la noche. Estábamos hablando entre nosotros cuando un soplapollas laziale le arrancó la bufanda a Igo, quien en un primer momento, lo tomó por broma. Como quiera que se iban alejando, Massimo y yo, que nos habíamos dado cuenta, fuimos hacia ellos. La cosa empezaba a ponerse seria. El cabestro romano argüía que le habían robado en Madrid una bufanda años antes y que actuaba aplicando la ley del talión. La bestia, bebida, fumada y con botella en mano, no atendía a razones, a diferencia de los que le acompañaban, aunque tampoco hacían mucho para convencerle. Y, en esto, llega un momento en que Igo aparta a moros y cristianos, esto es, a todo cristo viviente de los que allí estábamos y le espeta al ladrón: “venga, basta de gilipolleces, ahora tú y yo solos, vamos a ver si tienes huevos”. Yo no creo haber visto nunca un romano correr tan deprisa. Antes de que nos diéramos cuenta había desaparecido con sus acompañantes en dirección a las huras de la curva nord, donde era imposible perseguirles. No quisiera pasar por alto la actitud de la media naranja de Igo. Allí estaba a su lado y en ningún momento se echó para atrás, todo lo contrario: el último gesto dedicado a los laziali en fuga fue el suyo, con el dedín medio enhiesto apuntando al cielo romano. Aunque no le pegara nada a una niña tan refinada, me resultó encantadora en su papel de guerrerita. Simpatía, belleza y coraje en una pieza. Casi ná…

     

    Finalmente llegó el momento de entrar en el estadio a nuestra zona asignada, en la curva sud. Tres controles con cacheos que tuvieron como única consecuencia el decomiso de casi todos los mecheros, más por nobleza del que no sabe mentir que por celo de los guardias en confiscarlos. El ambiente era magnífico en nuestro sector, trufado de romanisti que se habían gastado las pelas con el único interés de joder a los laziali, invocando una y otra vez el acostumbrado grito de “Lazio, Lazio, vaffanculo”, acompañado por parte de los nuestros. Me llamó la atención la gran juventud de la mayoría de los que allí animaban, así como la presencia de numerosos madridistas (estudiantes de Erasmus) que declaraban su más sincero apoyo al Atleti por tratarse de un encuentro internacional; para mí que pensaban en el partido únicamente como buena excusa para montar una juerguecilla y acercarse a las gónadas de su deseada/o de turno, que ya sabemos a lo que se dedican la mayor parte de los del Proyecto Orgasmus.

     

    ¿Qué decir del partido? Pues nada que Vds. no sepan, entre otras cosas porque a diferencia de nosotros, Vds. lo vieron. Eso sí, los abrazos con Quesada, Pereira, Massimo y Chewy (el día que salga del armario se dará cuenta de cuán bella es la vida del Colchonero) tras cada gol del Atleti, no se los cambio a nadie por nada, no existe palco de honor desde donde se pueda disfrutar tanto un partido de fútbol.

     

    Inciso: caray, entre paseíllos para llenar la copa y otros para fumar un cigarrito en el cuarto de baño, se me está pasando el tiempo que da gusto. Resulta que mi jefe es más bien cicatero, por lo que rara vez se estira comprando un billete de primera, de esos que estúpidamente llaman ahora “business”, pero da gusto cuando uno debe pasar cinco horas aherrojado en un aeropuerto. Estoy dejando la “bodeguiya” de la sala VIP (otro término gilipollesco) tiritando. Nada especialmente reseñable, pero buenos tempranillos de Rioja y –en su versión tinta fina– de Ribera (va por ti, Qmaneradevivir).

     

    Tras la inolvidable victoria nos encaminamos a una buena trattoria romana donde Enrico había reservado previamente. Permití, ante su insistencia, que un camarero se pusiera mi bufanda (después me dijo Massimo que en la mesa de al lado había un periodista de la Rai muy famoso, conocido por su credo laziale, y así entendí por qué el camarero –romanista, sin duda– hacía tanta ostentación de nuestra enseña) y me costó un poco arrancársela del cuello, estaba empeñado en que se la regalase. Cuando le dije que en ella había arropado a mis hijos (gracias de nuevo, Paco, Pasaba, Txema, Quesada, Madder), me la devolvió sin más historias. Buena cena, buen vino, buenos licores y mejor compañía.

     

    El día siguiente, aún borrachos de euforia por el resultado y de camaradería Atlética (quizá debería concretar recalcando la especial complicidad que compartimos los de SdH, más allá de los “simples Atletistas”), tras recorrer triunfales el centro de la Caput Mundi rematamos para despedirnos con un almuerzo en Alfredo, templo de la gastronomía histórica romana. De la ronquera me recuperé tres días después.

     

    ¿Qué queda de todo ello? Un recuerdo imborrable. Y les pido disculpas por anticipado, lo que estoy por escribir no es de un buen Atlético: aún más importante de la magnífica victoria que nos trajimos del Olímpico, lo fue para mí el haber compartido unas horas con aquellos excepcionales amigos. ¿Qué le voy a explicar a aquellos de Vds. que tienen el honor, como yo ya, de conocerles? ¿Hay acaso palabras para expresar la bonhomía y mesura de Pereira, la prudente inteligencia de Quesada, la exuberancia afectuosa de Igo, la impresionante cultura –sin jactancia– de Jesús, la nobleza y elegancia cristalinas de Rubén, la belleza solar de la novia de Igo? Virtudes, en algún modo, comunes a todos ellos, salvo la belleza, patrimonio exclusivo de la última citada. Quede como remate la conmovedora timidez (la entiendo, visto il vizietto que le destruye) del protoatlético Chewy, personaje encantador que completó la expedición hasta convertirla en perfectamente panmadrileña. Así que solamente queda espacio para una conclusión: Dios bendiga el Atleti, Dios bendiga Señales.

     Con un abrazo.

     

    Joder qué grande!!! MEMORABLE!!!
    "Si se cree, y se trabaja, se puede". Palabra de Dios.

    Twitter: @14Tutto
  • 29-02-2012 9:42 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

    Que grande D. Rosso y que envidia (por el viaje por supuesto, que de los tintos de Ribera todavía no tengo falta...Wink)

    Un saludo.

    A lo que yo veo, amigo Sancho, estos no son caballeros, sino gente soez y de mala ralea. Dígolo, porque bien me puedes ayudar a tomar la debida venganza del agravio que delante de nuestros ojos se le ha hecho al Atlético de Madrid. (El ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha. Versión libre adaptada).
  • 29-02-2012 11:19 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

     Qué gran relato Rosso!, he estado sonriendo un buen rato delante de la pantalla de mi portatil...

    Por cosas como esta: Dios bendiga esta Santa Casa!!!


    Una leyenda en el cielo. Un mito en el banquillo. Once gladiadores en el césped. Miles de gargantas cantando. Y me preguntas por que somos del ATLETI?
  • 29-02-2012 11:32 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

    Leyendo un relato así, ya puedo decir eso de: Yo también estuve en Roma!.

     

    Un fuerte abrazo.


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    You're all a bunch of fuckin' idiots. Let people tell you what you're gonna do. Let people push you around. How long do you think its gonna last? How long are you gonna let it go on? How long are you gonna let them push you around. how long... Maybe you like it, may be you like you push you around. Maybe you love it. Maybe you love getting your face stuck in the ***. come'n, maybe you love you push you around.... you love it, don´t you? . you love it ...You're all a bunch of slaves. Bunch of slaves. you´re all a bunch of slaves. Letting everybody push you around.
    What are you gonna do about it? What are you gonna do about it...What are you gonna do about it?.....................
  • 29-02-2012 11:58 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

    Qué grande Igo, hasta se le puede dejar sólo y todo... Big Smile

    Y qué grandes son ustedes paseando la rojiblanca por el Mundo como sólo los Atléticos sabemos.

    Al SEÑOR Rosso simplemente decirle que espero con impaciencia que podamos coincidir en alguna de éstas. Seguro. De momento nos ha permitido compartir esos momentos con increíble maestría. (Qué bien le viene a este foro que tenga usted esas pausas en los aviones y aereopuertos del Mundo).

     

    Quesada siempre presente!!!
  • 29-02-2012 12:06 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

     No pensaba leerlo porque sabía que me iba a producir cierta envidia...y así ha sido, pero de la sana eh!.

    Honor siempre a los que dan todo por el Atleti (incluidas algunas disputas familiares...)

    "El Atlético no se merece que le estén tratando como le están tratando. No se puede conformar con entrar en Europa, estoy en contra de anuncios como ese de 'Papá, ¿por qué somos del Atleti?'. ¡No! Cuando yo estaba siempre salíamos a competir a por la Liga, la Copa, todo. ¡Vuestros padres no nos permitían otra cosa! Somos el tercer equipo de España, pero nos hemos alejado de nuestra historia. Pero pensad que, cuando una puerta se cierra, se abre una ventana".
    Luis Aragonés en su Gaudeamus

    Diles que se vayan
    https://fbcdn-sphotos-d-a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash4/404125_10151097005874053_1474836781_n.jpg
  • 29-02-2012 23:39 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

    Que envidia me ha dado el relato¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
    GIL CULPABLE,CEREZO MARIONETA.
    DILES QUE SE VAYAN
  • 01-03-2012 0:04 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

     Buena crónica. La verdad que fue un gran día para los 1000 atleticos que estuvimos por Roma.

    El señor quesada es que no se pierde ni una. Que crack

     

    ATM FANS.
    UNICA PASIÓN EN LA CAPITAL
  • 01-03-2012 1:05 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

     Enormes! Como siempre, honor a los desplazados.

     

    PD: de lo de las intenciones de los Erasmus puedo dar fé.

    Un pasado de historia... Un futuro de gloria.

    www.elfutbolesnuestro.com
    Desde el córner de Pantic
    @DavidMenendez14
  • 01-03-2012 19:05 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

    namurATM:

     Enormes! Como siempre, honor a los desplazados.

     

    PD: de lo de las intenciones de los Erasmus puedo dar fé.

    En general a los de Erasmus, lo que les tenéis (tenemos) es envidia.
  • 01-03-2012 19:26 en respuesta a

    Re: Lazio - Atlético

    Jajajaja, es una crónica cojonuda. Me dan ganas de ir para allá cuando nos veamos con la Juve o el Milán en Champions el año que viene... ¡Vivan Igo, su novia y el Atlético de Madrid! ¡Y el cronista por sobre todos (excepto el Atleti, que siempre está por encima)!

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