Camaradas, aquí os pego el texto que me ha enviado un amigo de Zaragoza. Lo ha escrito su hijo, de 14 años. Espero que os sirva para levantar la moral.
De pequeño oía a mi padre decir a menudo
que mi abuelo había sido
del Atleti. Yo veía al Atlético de Madrid como un equipo
de mitad de tabla, y a mi no me gustaba especialmente el fútbol, por lo que no le hacía mucho caso. Pero me di
cuenta de que el fútbol no
era sólo él ganar que hacían ver Madrid y Barça, si no sufrir por unos
colores, por un equipo en el que confías. Y ahí decidí el equipo al que apoyaría en las buenas y en las malas, el Atlético de Madrid.
Desde ahí he
visto al Atlético
sufrir, pero, sobre todo, le he visto ganar títulos, todos a raíz del sufrimiento y de dejarse el alma en el campo,
como es característico
en este club.
Y creo que este ha sido
el mejor año de
nuestras vidas. Hemos visto a alguien de la casa como es el Cholo Simeone hacer
ver en el campo el carácter
atlético,
algo que hacía unos
años, al
menos en Liga, que no se veía, exceptuando el año pasado. Nos
ha demostrado como un equipo se hace grande, partido a partido, minuto a
minuto, considerando cada partido como una final. Y poco a poco, eso se ha ido
transformando en puntos que han sido claves para ganar la Liga cuando pocos creían que nada podía ganar a los millones culés y merengues.
Yo fui un afortunado de ver a
este Atleti. Fue en Valencia, el domingo 27 de abril a las 17:00 de la tarde.
Mi hermano y yo veíamos a
los jugadores a centímetros
de nosotros y no nos lo creíamos, los gladiadores a los que les faltaba ganar un
partido para llegar a la gran final de la Champions estaban a centímetros de nosotros. El
partido, aunque un poco aburrido, fue la oportunidad de ver a grandes jugadores
juntos en el equipo en el que los quería ver, en este equipo, en el Atlético de Madrid. Un gol de Raúl García de cabeza hizo que el
partido se decantará a
favor de los rojiblancos, algo que nos hizo irnos con un buen sabor de boca de
Valencia.
Después llegó el Camp Nou. La Liga había que ganarla en un escenario
donde 90.000 almas animarían en
nuestra contra. Pero, otra vez, tras un agónico partido, cabezazo de Godín incluido, la gran temporada
atlética
fue recompensada y la Liga llegó a la ribera del Manzanares.
Un título en el que se había quedado por encima de
Madrid y Barcelona ya era una gran temporada, pero se le podía poner la guinda con la
primera Champions para el club rojiblanco. De nuevo un cabezazo de Godín nos hizo soñar con que esta era la ocasión, 40 años después de que Luis Aragonés nos ilusionara aunque al
final nos quedásemos
sin ser Reyes de Europa. Y volvió a suceder. En el descuento, Sergio Ramos mandó un cabezazo al fondo de la
red y de repente todo se volvió negro. Tocaba sufrir media hora más contra un equipo mucho
menos mermado que los nuestros. Y al final sucedió. Courtois no pudo blocar un disparo de Di María que Bale estrelló en la red. Desde ahí el partido estaba acabado.
El esfuerzo físico de
todo el año hizo
que esa prórroga
se hiciera mucho más
cuesta arriba de lo que a todos los atléticos nos hubiera gustado.
Pese a todo esto, el Atlético de Madrid ha sido un
gran equipo, que ha ganado, gracias a ese coraje y esa garra que Diego Pablo
Simeone ha transmitido a estos grandes jugadores, a algunos de los mejores
equipos del mundo. Aunque el Real Madrid haya ganado la Champions, este año el Atleti ha sido el mejor
equipo del mundo, una liga, una semifinal de Copa del Rey y una final de
Champions lo avalan. Gracias, Thibu, Juanfran, Godín, Miranda, Filipe Luis,
Gabi, Tiago, Koke, Raúl García, Villa y la bestia Diego
Costa, gracias por hacer de este el MEJOR AÑO DE NUESTRA VIDA.
"¿Pupas? No sé lo que es eso. Estuve aquí cinco años y gané Copa, Campeonato, Europa League y Supercopa de Europa. No sé lo que es".