Después de lo vivido la temporada pasada, y de las decisiones que se tomaron de acuerdo con el Cholo, a quién se renovó para arreglar (previa limpieza) un vestuario que tuviera al fútbol como referente, al próximo partido como objetivo y a sus instrucciones y órdenes como ley, hay cierta consecuencia concreta (no exenta de interés económico) en las manifestaciones sobre Griezmann y la última nota al respecto, lo de los dorsales 7 y 14, la entrega de la claúsula de Rodrigo y su hasta ahora más absoluto silencio, la salida (con todo el dolor desde lo que representó) del capitán (al margen de la desavenencia económica), y la salida de Lucas (que, cierto es, se intentó evitar un tiempo, por entender que podía reconducirse). Durante la temporada, hubó mensajes más que evidentes de Saúl (al menos en dos ocasiones), de Thomas (hablando de su postura por comparación no explicitada con la de otros), y muy en privado de Koke o con silencios elocuentes. El Atleti de la temporada pasada, cumplía en el Metropolitano, pero era una pena en la mayoría de las salidas. Al final vino lo de las alineaciones "con sorpresa" o algunos cambios poco entendibles (lesiones aparte, que es otra historia porque en alguna, uno se sorprendía, pero no se puede concretar). Lo de Costa es otra cosa. Es cierto que se le quiso poner a la venta (no hubo mercado), por su, para algunos, sorprendente inmadurez profesional, pero el Cholo no estuvo nunca de acuerdo y se ha salido con la suya: seguirá salvo que provoque otra hecatombe o algo extraordinario. Y llegados aquí, toca pasar la página. Da igual creer o no en lo anteriormente dicho. No tiene sentido remover nada, ni ahondar en detalles o debates que ya son baldíos. Lo hecho, hecho está y solo hay que ver lo que ha quedado. Y estar con ellos, que son el Atleti. Y Cholo forever, que para aceptar este reto, hay que echarle narizes, por mucho contratazo que haya firmado.
El fútbol es un sentimiento que se lleva muy adentro...y se concreta en el Atlético de Madrid.