Que el único lugar donde se prefiere que un entrenador no sea un hombre de club sino un hombre contra el club sea éste no es algo que deba sorprendernos. El hecho de que en los momentos de mayor beligerancia de la Asociación Señales de Humo con el Club, miembros destacados de esa Asociación manifestasen inequívocamente su deseo de que al equipo le fuera lo mejor posible y cosechase cuantos más éxitos mejor no significa que a cualquiera que escriba en este foro le sea dado alcanzar esa grandeza. Así que cuando Simeone dice Soy un hombre de club y lo seré siempre, lo único que algunos entienden en esas palabras es que es un siervo (bien pagado) que se pliega sin rubor a los caprichos del amo con el que además, ambos a una, constituyen un poder aliado contra quienes, como ellos, representan al auténtico e incorruptible aficionado atlético. Ni siquiera lo ocurrido en estos últimos diez años (e incluso en este último verano, donde es más que evidente que Simeone, "según lo que venimos hablando con el Club", ha puesto toda la carne en el asador para que no le traspasaran a ningún jugador importante) les mueve a interpretar esas palabras en un sentido recto y cabal. Son gente que hace cuatro días decía "soy tan cholista como el que más", "para mí el Cholo es lo más grande" o incluso "con el Cholo, a muerte". Cabe preguntarse, pues: si estas son sus lealtades, ¿cuáles serán sus traiciones?