Entre todos lo mataron, pero no fue él solo quien murió, sino que lo remató bien a gusto un repulsivo clon de Pepito Grillo.
Para unos, dos opciones había: batalla o retirada belicosa. Resultó la segunda. O sea, que ni dios levante la voz, porque ese es mi papel, intransferible. Y quien ose suplantarme, aunque sea de mi cohorte , será convenientemente reconducido, al silencio. Me apenan en verdad estos "cohortesanos", pues sé que por sus venas corre la más pura sangre colchonera. Para algunos, ya sabemos, pues, cuáles son sus primeras lealtades. Para el resto, en realidad, solo había una posibilidad. Silencio sobre el silencio. En medio, un equipo que si no saca su pulsión agonística, buena parte de las contiendas las pierde. Esa pulsión venía ya tocada por el partido del martes, muy exigente y mal administrado en lo que a mover el banquillo toca. Si encima no hay ruido, sino ominoso silencio, a tomar viento el agonismo.
Y luego, claro, la réplica de Grillo, mas no en forma de conciencia tocacojones pero sabia, sino de agente de una ley a la que burla. Le dicen en el descanso (lo que ya tiene bemoles) que la ha cagado en una jugada que podía ser trascendental, pero que estaba jodida de ver (yo mismo, sentado ante la tele, solo la vi en la repetición). Es igual. Errar es humano, pero compensar un error probablemente involuntario con otro cometido a conciencia es caprino (macho).
Del juego en sí. Este año, salvo en la punta, hay más recursos que el pasado, al menos en teoría. Pero por hache o por be, estamos como el año pasado, si no peor, pues se utilizan menos jugadores aún. Cuando luego sacas a los condenados cuartitos de hora, si el partido viene tieso, la ampliación de condena es prácticamente inevitable.
Muy mal cariz toma esto. A ver si quienes deben verlo lo ven y actúan en consecuencia, aunque tengo más que serias dudas. Si no, acabaremos enterrándolo entre todos y el solito, ahora sí, se meterá en el nicho.
Saludos colchoneros