Por resultados y clasificaciones, creo que se han alcanzado los objetivos exigibles. Por tanto, y aplicando el sabio principio de que en la lonja no preguntan sino apuntan, buena temporada. ¿Qué se puede lograr más? Por supuesto, pero también, y con mucha más facilidad, menos. No se puede poner el año pasado como referencia, porque entonces nos desnortamos y nos convertimos en lo que más odio después del regodeo gilista en el fracaso: el vikinguismo o culerismo.
Dicho esto, creo que en la temporada ha habido algunas sombras, que espero y deseo no se proyecten a la temporada próxima.
La primera es definir claramente nuestro estilo de juego. Este año, el cambio de Costa por Mandzukic ha condicionado demasiado nuestro estilo, en el sentido de hacerlo indefinido. Empezamos queriendo jugar a otra cosa, para explotar las virtudes del croata, pero poco a poco esta idea se ha ido desdibujando y produciendo una alternancia poco recomendable entre recuperar el viejo estilo y seguir con el proyectado.
La segunda es conseguir que determinados futbolistas claves no acaben tan quemados. Lo ocurrido este año con Koke, Arda (de nuevo), Tiago y los delanteros (francés y croata), no se debería repetir. Claro que hay que tener recambios de garantía, pero aun viendo claros los problemas que se han tenido a este respecto, creo que Simeone ha tirado en demasía de algunos jugadores, a los que debería haberse preservado más en algunos partidos desarrollados con una mínima comodidad, por arriesgado que fuese.
La tercera es que, aunque el bajón físico se empezó a notar ya en enero y no nos recuperamos de él, creo que tan importante o más que él para el flojo final de temporada ha sido la eliminación de la Champions. Tras ella, el equipo no ha vuelto en sí, y no sé si, incluso, ha podido dejar alguna huella en el vestuario. Pero lo cierto es que creo que nos dejó noqueados, lastimó la autoestima del equipo y añadió plomo a las piernas.
En lo relativo a la plantilla, lo cierto es que los refuerzos que, en teoría nos aportaban una amplitud de la que no gozamos el pasado año, han tenido una aportación muy desigual y dejan un balance dudoso. De las tres grandes bajas veraniegas, sólo la del portero ha sido bien cubierta. El lateral izquierdo ha sido un agujero negrísimo, y arriba, el croata no me ha parecido una solución, sino más bien un problema. La llegada de Torres ha tenido claros y oscuros: sin sus dos goles en La Cuadra, igual no los habíamos eliminado de Copa a los ciervos, y sin los marcados en Villarreal y Valencia, a estas horas quizá no jugaríamos la Champions; no obstante, su encaje no ha acabado de producirse, y creo que ha añadido problemas a la situación de Mandzukic.
A lo que acabo de decir, hay que unir que piezas claves el año pasado, este año no han dado la talla. El caso más evidente ha sido el de Gabi. Pero a él deben añadirse los de Raúl (impagable en su esfuerzo y aportación táctica, pero flojo en la construcción y, lo peor, en su aportación atacante), Koke, que tras su lesión no ha sido el mismo -creo que sobrecargado- y Arda, que ha vuelto casi a repetir su anterior temporada. Miranda, por momentos, se ha parecido más al del comienzo que al brillantísimo central de los tres años anteriores con el Cholo. Y Mario Suárez prácticamente ha sido un bulto sospechoso desde el partido de Champions contra el Leverkusen. Saúl, por su parte, se ha quedado en mucho menos de lo que prometía durante la primera vuelta. Ha evidenciado carencias graves que no se le intuían, y que creo que no ha compensado su aportación goleadora. Tanto él como Mario han ido de más a menos, y creo que han ido progresivamente perdiendo confianza en sí mismos, lo que ha agravado sus carencias, bien conocidas en el caso de Suárez.
Pongamos en el haber la aparición de Oblak, que parece un gran portero y, en mi opinión, fue dignamente complementado por Moyá. También la irrupción de Griezmann, que ha superado con mucho a Villa, a pesar de que hay quien le critica que los partidos grandes no ha rendido, cosa que no comparto, amén de haberse rediseñado como futbolista, lo que ha sido todo un éxito del Cholo. Y cómo olvidarse de Giménez o de Gámez, que han demostrado ser, en un caso, algo más que una promesa y, en el otro, algo más que un curtido veterano.
Termino recalcando lo dicho al principio: balance positivo. Se ha dado un buen paso para consolidarnos en posiciones que hace demasiado tiempo que nos sonaban a pasado glorioso. Y el gran hacedor de ello sólo tiene un nombre: Simeone. Con sus errores, innegables, ha sido, es y creo que debe seguir siendo nuestro entrenador y guía, pues no atisbo siquiera cómo podría irnos no ya mejor sino igual sin él.