El equipo ha llegado exhausto psicológicamente al minidescanso navideño y la pausa le va a venir de perlas.
También creo que la llegada de Kranevitter y Augusto va a resultar crucial en un momento en el que los rivales han detectado una grieta en nuestra salida de balón. Bilbao y anoche Málaga nos fueron a presionar como locos muy arriba y eso genera problemas a nuestro centro del campo actual (Gabi-Saúl), que sin la aportación de Tiago está más dotado para presionar que para sacar el balón con limpieza. El día del Bilbao se contrarrestó con esfuerzo, pero anoche no se pudo, máxime con la inferioridad numérica.
Capítulo aparte merece la labor arbitral. No lo digo ya por el partido de anoche, que también, sino por la cadena de arbitrajes que estamos sufriendo esta temporada en general. Somos un equipo puntero, a los que siempre suelen "respetar" más los árbitros, pero la sensación es que nos tratan como si fuésemos un Getafe o un Granada de la vida. La comparación con el magnífico arbitraje que nos hizo el italiano Rizzoli en el Calderón contra el Galatasaray, por ejemplo, resulta insultante. Además, me da mucha rabia que nos coman la tostada en el otro fútbol. La segunda tarjeta a Gabi se la sacan los cinco o seis malaguetas que rodean al árbitro. Camacho estuvo especialmente asqueroso todo el partido. Que se pudra en la costa del sol.
La afición malagueta, además de ser esencialmente vikinga a la altura de la del Apañó o peor, ha sido además influenciada más si cabe por la prensa local, que echó la culpa de la expulsión de competiciones europeas de ese equipo al Atleti. Y se quedaron tan panchos. Por supuesto, nadie de nuestro club paró todo aquello y la semilla ha sido regada desde entonces a conciencia.