A mí me encantó el atleti que se vio a partir del gol de Camacho, y me parece que lo que hizo y cómo lo hizo habla maravillas de este equipo. En apenas un minuto se pasó de jugar de una forma fina, un tanto despegada, casi rutinaria, a ser de nuevo el equipo rocoso, canchero y concentrado que conocemos. Jugar así es complicado, pero elegir además cuando hacerlo y cuando no y pasar de lo uno a lo otro en apenas un instante exige una coordinación asombrosa. Lo de Gabi, leyendo a la perfección el partido, fue fantástico, como lo fue, esta vez sí, el cambio de Tiago, que al dar vuelo a Saúl apagó la supuesta inferioridad en la que jugábamos.
Al hilo de esto, este año estoy teniendo la sensación de que mientras antes este equipo se explicaba de principio a fin en base a las decisiones, métodos y maneras de su entrenador, este año el impacto de los futbolistas se está notando sobremanera, y creo que es ahí donde cabe encuadrar los encendidísimos elogios que tras partidos como el de Eindhoven o Barcelona ha dedicado este año el Cholo a sus futbolistas. Creo que este año de verdad le están sorprendiendo, y que ese paso adelante le está quitando un peso de encima. De la misma manera que Oblak puede tener un día pobre y que no se acabe el mundo, está muy bien que el entrenador sienta en ocasiones que él también tiene debajo una red.