No sé por qué seguimos en esto. No puedo entenderlo. Cada día vemos esto, robos y más robos. Algo que mueve tanto dinero no se puede dejar al azar, no señor. A nosotros nos han robado dos Champions; cada robo que veo me recuerda a lo que nos quitaron, a lo que nos quitan. ¿Qué es lo que nos impide mandarlo todo a la mierda? ¿Cual es la lección que aprendemos con esta actuaciones, en cada partido? ¿Qué la vida nunca será justa? ¿Qué los mortales necesitamos un esfuerzo titánico, heroicidad, sangre y llanto para conseguir lo que otros obtienen por decreto? Esto no es David contra Goliath, que no nos engañen más por favor. Esto es una historia que siempre se repite, un lobby, una reunión de guapos que no tienen ni la más mínima decencia de parar aunque todos los vean. Porque los demás también quieren ser guapos, y los admiran, y los idolatran. Y aún así aquí estamos, prefiriendo lo auténtico, por efímero que pueda ser. Será que hay cosas más importantes. Será que cuando vimos a Torres en el suelo nos daba igual el debate del nueve; y la Champions; y el escudo; y el nuevo estadio. Al final va a ser verdad eso de que el corazón tiene razones que la razón no entiende, y que en el fondo ya sabíamos que quererte nunca dependió de nosotros.
“Cuando desde fuera nos quieran dividir, nos quieran decir que las cosas van mal, quiero que os acordéis de cómo os sentís ahora, porque eso es ser del Atleti. Que nadie os quite ese sentimiento ni os haga sentir diferente”. Fernando José Torres Sanz