Inglaterra 61-21
Escocia.
El que se suponía partido estrella de la jornada y, si me
apuran, del torneo, fue un auténtico paseo militar de los ingleses. Los
escoceses, fuera del partido desde el primer minuto, no pudieron hacer
absolutamente nada ante la avalancha local.
La pesadilla escocesa comenzó al minuto de juego, cuando
un placaje alto de Fraser Brown fue castigado con amarilla. Jonathan Joseph olió
la sangre y entró como un avión para anotar el primer ensayo a los 2 minutos de
juego, encargándose Owen Farrell de su conversión. Los 10 minutos de
inferioridad se saldaron además con dos golpes transformados por Farrell,
disparándose Inglaterra en el marcador, 13-0, al cuarto de hora. Para rematar
tanta desgracia escocesa, Stuart Hogg hubo de abandonar el césped lesionado. A
los 24 minutos Joseph volvió a entrar como si nada y anotó el segundo ensayo,
convirtiendo Farrell. 20-0. Escocia tuvo un arranque de bravura y 4 minutos
después acortaría distancias con un ensayo de Gordon Reid, transformado por Finn
Russell. Owen Farrell anotó al minuto un golpe de castigo, evitando que Escocia
se metiera en el partido, y Anthony Watson lo dinamitó en el 34 tras magnífica
asistencia de Joseph. La conversión de Farrell puso un sonrojante 30-7, con el
que se llegaría al descanso.
Lejos de bajar el ritmo, los ingleses lo aumentaron, si
cabe, y Joseph anotó su tercer ensayo a los 2 minutos de la reanudación,
logrando Farrell la conversión. 3 minutos después Farrell transformó un golpe
de castigo. A los 10 minutos, Escocia ensayó por medio de Huw Jones, transformando
Russell, pero entonces empezó el huracán Vunipola (ausente por lesión hasta
entonces), que culminó un maul espectacular en el 16. Farrell no perdonó y puso
el 47-14, con más de 20 minutos de juego. Maquilló algo el marcador Jones de
nuevo, convirtiendo Russell, pero Inglaterra quería sangre y la hizo, con 2
ensayos de Danny Care convertidos por un Farrell implacable e impecable (sólo
falló una patada y fue desde más de 50 metros). Así se llegó al final, 61-21; una
paliza que tardará en olvidarse en Escocia.
Inglaterra ganó y dio una auténtica lección de Rugby, de
paso, se adjudica el Torneo (y la Calcutta Cup) y, para rematar, nos hace una
faena al cargarse el súper-sábado. Bueno, en realidad no tanto: este próximo
Irlanda-Inglaterra solo pondrá en
juego el Grand Slam, la Triple Corona y la posibilidad inglesa de batir el
récord de victorias consecutivas que ahora comparte con Nueva Zelanda (18).
Saludos cordiales.
Algún día volverán las barbacoas en nombre de Dios; rezad lo que sepáis, porque yo seré el Inquisidor.