Otra de las bonitas campañas "apadrine un madridista" -que decía uno- que los medios nos obsequian cada año. En estas fechas entrañables, ¿por que no pensar en aguar nuestra felicidad metiendo en nuestro vestuario cualquier despojo ciervo? Collejón, Puti, Llorente (el apellido es suficiende desagradable por sí), Morrata... La lista es interminable, y como siempre la historia acaba con el mendrugo mandrilista "rechazando" nuestra oferta y haciendo profesión de madridismo. Los merengutanes se ríen a mandíbula batiente (no podría ser de otra manera, dada su estructura craneal-maxilar y su tendencia a la endogamia), farfullan algo sobre "qué se creerán estos indiosmuertosdehambre", escupen al suelo y piden otro orujo, y me lo apuntas.
Porque la otra posibilidad es que nos vuelvan a fichar un Esnaider o un Rodrigo Fabri, y eso ya sí que es el horror.