Al parecer el ínclito, el maravilloso, el de los dedos vertiginosos... Sergio Ramos era el principal valedor de la continuidad de Desmayegui. En una reunión de jugadores con Rubiales tomó la palabra como capitán y emblema y dijo, con su proverbial verbo, su elegancia y su saber estar, que ellos -el bloque cornúpeta- apoyaban a su doblemente entrenador. A otros aquello les olía a cuerno quemado.
Pues a Rubiales la opinión de judoka camero le importa una mierda. Destitución fulminante, incluso sin reemplazo. Los jugadores a jugar, o lo que sea que haga Vallejo. Y el que no quiera jugar con el nuevo mister, que desfile de vuelta. Tremendamente disfrutable.