Obviando el tema de los golfos, cuyo objetivo sabemos todos cuál es, el tema de Rodrigo me parece muy triste pero alecionador. Tanto él como Lucas firman un contrato hace un año por cuatro temporadas, y el uno a los seis meses y el otro a los once, deciden que quieren cobrar más (y) o marcharse del club de su vida en el qué hasta hace nada decían ambos sentirse muy contentos.Por descontado, los representantes no son tontos y los golfos del palco tampoco, ambos firman con unas claúsulas altas pero asequibles para esta locura en que está derivando el fútbol actual. Y año tras año los mejores jugadores con proyección de nuestro equipo salen hacia destinos que deportivamente no superan en muchos casos al Atleti.
La cuestión es que en el mundo del fútbol todos las partes interesadas saben que el equipo de los Gil es una magnífica plataforma de lanzamiento y nunca la estación termini. Aquí las clausulas son un PVP siempre negociable y los jugadores, que lo saben, juegan sus bazas en función de ello.
A mí renegociar un contrato de cinco años a los seis meses de su firma me parece una aberración sea quién sea el sujeto que lo firmó. Si el club en años pasados al que se saliera del guión le hubiera exigido el pago total de la claúsula y no se prestara a negociar, los futbolistas. y sobre todo sus representantes, serían mucho más cuidadosos a la hora de filtrar informaciones interesadas. Pero todos saben que siempre hay negociación porque ese es el modus operandi de los golfos desde siempre.
No sé si se quedará o no se quedará, pero si le renuevan al alza ¿Quién te asegura que el año que viene no retornamos a la misma situación?
Mal arreglo tiene el tema tome la decisión que tome el chaval.