Conmigo no han de ser de ningún efecto tus fuerzas, ni han de tener valor tus riquezas, ni tus palabras han de poder engañarme, ni tus suspiros y lágrimas enternecerme.
No hay para qué conmigo amenazas, que yo no soy hombre que robo ni mato a nadie: a cada uno mate su ventura, o Dios, que le hizo
Vos sois el gato, y el rato y el bellaco!
Mal cristiano eres, Sancho, porque nunca olvidas la injuria que una vez te han hecho.
Con todo eso, te hago saber, amigo Panza, que no hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que la muerte no le consuma.
Quesada siempre presente!!!