Este chico parece un poco atormentado, siempre con la culpa a flor de piel y esa mirada vagamente oscura. Siempre a punto de resolver su pasado, como si acumulara siglos de edad. En el fútbol (lo mismo que, tal vez, en el negocio de los cruasanes), su concurso pude hacerte ganar muchas cosas a condición de que no dependas de él, siendo así que si, por el contrario, dependes de él, puedes estar seguro de no ganar ninguna. Él, sin embargo, no acepta un papel que no sea de protagonista, pero más que por convicción, lo que le llevaría a la pugna sin descanso (a la agonía), por deseo. Es un hombre con mucho más deseo que carácter. Por eso a veces mueve a la tragedia, a veces a la comedia. Es guapo, rico y con éxito, pero no por ello menos tortuoso. Supongo que Simeone pensó que podía transmitirle su entusiasmo. Él confía mucho en el entusiasmo. Pero la verdad es que solo se encuentra lo que se busca. Y solo se busca lo que ya se tiene.