A mí me parece un resultado extrañamente bajo, aunque tampoco me lo he leído. De ser cierto tiene una consecuencia inmediata. Al haber menos asintomáticos respecto a los que terminan contabilizándose (es decir, ingresos en el hospital con test positivo), el número real de infectados hoy en día es tres veces menor de lo que yo creía. Si ya de por sí era bajo, ahora ya no es justificable seguir metidos en casa.
Si no va a haber vacuna (accesible al gran público, siendo realistas) hasta el otoño/invierno de 2021/22, o nos metemos debajo de la cama y esperamos a que el país definitivamente se vaya a la mierda o habrá que retomar la actividad con precaución, extremándola en los grupos de riesgo, entre los cuales, por cierto, no están incluidos los futbolistas. Lavarse las manos, mínimo contacto social y mascarillas en espacios cerrados o concurridos. Eso, o las cartillas de racionamiento.
Habrá muertos, obviamente, también sabemos mucho más ahora de como tratar a los enfermos que antes y, en principio, con estas simples medidas puedes conseguir que no colapse el sistema sanitario como pasó a finales de marzo. Desde luego no es una medida populista, pero la alternativa es una ineludible y asoladora ruina. El problema es concienciar a la población para que no bajen la guardia. Y, visto lo visto, tengo mis dudas.