Para ser solo un amistoso ha dejado una resaca que no veas... no tanto en los atléticos, que estamos a lo que estamos y hay que seguir trabajando, como en la vikingada. No hay talco para tanto escocido, les va a cambiar la planificación deportiva, y es un torpedo tremendo en la línea de flotación de Zidane. Al argelino lo tenían por una especie de amuleto: parece un tanto corto, pero entre su sonrisilla, su aura de jugador-leyenda y una proverbial fortuna (unida a la mejor preparación médica, que no nos hicimos hombres en la Juve de las jeringas por casualidad) pues oye, les parecía el mejor entrenador del mundo. Pero cuando la flor se marchita solo quedan los balbuceos, y los ciervos, como cualquier astado, necesitan algo a lo que embestir cuando están inquietos.