Se puede ser malo, se puede ser cobarde, pero tan malo y tan cobarde como Marcos Fulero (de los fulero de toda la vida)... yo no he visto igual. Qué mierda de manejo de bola,y que manera de esconderse detrás del delantero para escaquearse en la construcción. Como los rivales aprietan y no dejan espacios, que la saquen los centrales, y así no me retrato, parece pensar. Y encima se amonesta a sí mismo en otra falta innecesaria. En este caso no veo necesario ni tener paciencia. Lo que le falta no lo darán los minutos, ni la adaptación, ni los entrenamientos. Es un fichaje fallido, y cuanto antes se asuma, mejor. Toni Moya le da cien vueltas.