Ojo a Suárez, que no dudo que se le caigan los goles de los bolsillos, pero en su travesía por Barcelona ha pasado de influir en los tres carriles, ofrecer un radio de acción bestial, presión, velocidad sostenida en carrera y desmarques, a reinventarse como jugador enfocado al remate con poco radio de acción. Su actual equipo las pasa canultas cuando el rival adelanta la línea defensiva y aprieta, porque ya ni él ni Messi amenazan desde lejos.
'El primer día, Luis se presentó en el vestuario con una cartera en la mano. Nos sorprendió que nos hablara a todos de usted, a gente que como Adelardo había estado con él de jugador durante 13 temporadas, Gárate, nueve, yo ocho. Enseguida lo entendimos: "Hasta ahora he sido vuestro compañero, ahora soy vuestro jefe".'