Vaya sorpresa más triste. Radomir... Un genio del fútbol, que no tuvo constancia en una carrera larga y diversa, pero capaz de montar un equipo absolutamente memorable como fue aquel Atleti del doblete. Si hubiera podido conservar el bloque, en vez de verse sometido a los triles del ballenato, quién saber cuánto más podríamos haber disfrutado.
Lo recordaré con su peculiar acento, comiéndose preposiciones mientras nos explicaba una nueva victoria del equipo.