Doggy: efialtes: Doggy: efialtes: Doggy: efialtes: Doggy: efialtes: Recuerdo a fernando expresarse en los términos que apunta Cerdezo, opinión que yo humildemente suscribo. Podéis estar de acuerdo o discrepar de ese planteamiento, pero de ahí a poner en duda los sentimientos de un histórico de esta comunidad... dinámicas de esa índole pueden acabar por silenciar al foro, o a una parte sustancial e insustituible del mismo.
¿Y tú qué sabes?
En lo que se refiere a sentimiento atlético, o al fútbol en general? Que los del palco nos robaron nuestro club. Que don Luis Aragonés nos rescató de Segunda. Que el Cholo es lo mejor que ha podido pasarnos en estos diez últimos años. Que los foreros ilustres son insustituibles. Aparte de esas, certezas casi ninguna, opiniones muchas, algunas de las cuales comparto.
Si dos mitos del sentimiento rojiblanco que como los que citaba arriba han confesado en público no una sino varias veces que se equivocaron en tal cual planteamiento, con tal o cual jugador, imagínese las veces que habré errado yo que no soy nadie. De modo que trato de recordarme a mí mismo dos cosas: que puedo estar equivocado, y que por tanto intente expresarme con mesura, aunque intuyo que en ocasiones provoco el efecto contrario.
No, no, si en todo eso estoy plenamente de acuerdo, decía que tú que sabes de "las dinámicas de esa índole"?
¿De "las dinámicas de esa índole"?
Zygmunt Baumann explicó esas dinámicas como jamas podría hacerlo yo en 70 vidas.
Jonathan Haidt también nos alerta que "Cada vez en mayor número, somos reacios a exhibir nuestras opiniones y a discutirlas con franqueza".
Espero que nadie se ofenda por distraer el foco del objeto primordial de este hilo: recordar y reencontrarnos con ilustres foreros.
Pues a eso iba, estimado y leído contertulio, que tú qué pollas sabes de ilustres foreros, de cómo era el Foro y de la índole de las dinámicas que lo han empobrecido con el tiempo, si llevas por aquí un par de años. No me cites a Aristóteles, por favor.
¿Deduzco de sus palabras que para usted Alemao y fernando no forman parte de la categoría de ilustres foreros, y que por tanto tienen menos derecho que usted a expresar opiniones?
A ese tipo de dinámicas, precisamente, me refería.
Deduzco yo de las suyas, estimado Efialtes, que no quiere entender lo que lee. Hablo de usté y le digo a usté que no hable de lo que no sabe.
Estimado Doggy
Le agradezco su insistencia en hacerme ver lo que yo no podía, o no quería.
Tiene usted toda la razón en que se hace raro que conjeture en torno a circunstancias que no he vivido de primera mano, pues como bien apunta, mi recorrido en esta comunidad se limita a dos escasos años de participación activa más otros dos escasos años de lector silencioso.
Dicho esto, me permitirá exponer el dilema al que su consejo me aboca.
Verá, una de las espinas que tengo clavadas en mi (reitero) breve trayectoria en este foro es la de no haber levantado la voz cuando se veía venir que foreros ilustres como Chinasky o Jesusez silenciarían la suya. No me juzgue mal, no piense que soy un iluso imaginando que mi intervención podía haber variado aquel desenlace. He de confesar que ese triste episodio me atormenta por algo bastante más prosaico: de haber levantado entonces la voz, yo hoy tendría un concepto algo mejor de mí mismo.
Volviendo a los casos que acabo de aludir, ¿que por qué no alcé la voz cuando ya se barruntaba lo que poco después sucedió? Pues por paradójico que parezca, por aplicar una forma de actuar (interpreto, y por tanto puedo equivocarme) similar a la que usted me aconseja: que yo aquí era (y sigo siendo) un recién llegado, que probablemente ese enganchón venía de lejos y que habría multitud de detalles y matices que se me estarían escapando. "No hable usted de lo que no sabe" me dije entonces
Y no hablé.
Tras lo acontecido entonces, me dije a mí mismo que, qué demonios, alzaría la voz si volvía a ser testigo de algún enganchón, a más a más si podía poner en cuestión la participación de alguno de mis foreros de referencia.
Interviniendo de forma activa en un reciente episodio en torno a ligas europeas y pianos (impagable metáfora la del piano, dicho sea de paso) es probable que yo haya pecado de fogosidad. Varios de los comentarios vertidos en torno a este enganchón (algunos probablemente salidos de mi puño y letra) habrán sentado a cuerno quemado a la otra parte. Intervenciones que por injustas y desproporcionadas puedan haber sonado, confío que no sean fruto de la premeditación sino del calentón del momento, o del propio dolor que alimenta el recuerdo.
En fin, termino. Ya ve en qué ha quedado mi particular manera de intentar aplacar demonios internos: en que usted, con sano criterio, me aconseja que "no hable de lo que no sabe". Y en esas estamos.
'El primer día, Luis se presentó en el vestuario con una cartera en la mano. Nos sorprendió que nos hablara a todos de usted, a gente que como Adelardo había estado con él de jugador durante 13 temporadas, Gárate, nueve, yo ocho. Enseguida lo entendimos: "Hasta ahora he sido vuestro compañero, ahora soy vuestro jefe".'