Qué voy a decir de los tiempos que estamos viviendo. En el mejor de los casos, nos invade un cansancio difuso. En el peor, el dolor y la tristeza. Son tiempos para resistir. Resulta que cuando decíamos que lo importante es lo que se mantiene en el tiempo (solo lo que dura, importa), lo decíamos bajo un presupuesto que podríamos considerar "lujoso". Lo decíamos sobre una base que dábamos por hecha, que no cuestionábamos en absoluto. Lo primero es el ser, claro. Quién lo duda. Si algo no es, no puede durar. Pero ese fundamento ontológico es, antes que nada, corpóreo. Lo primero (el ser, la esencia) es el cuerpo. Cuando el cuerpo se ve comprometido, todo se tambalea. Y si el cuerpo desaparece, todo desaparece. Es una ontología materialista (como, por cierto, lo es en grado sumo la cristiana). Por eso, lo verdaderamente radical no es mantenerse en el tiempo sino sostenerse en el espacio, perseverar en el ser, seguir siendo cuerpo. Fijaos que Simeone nunca habla de mantenerse sino de sostenerse. Tanto cuando se refiere a un jugador como cuando se refiere al equipo. Sostener un rendimiento. Sostener una actitud. Sostener al club. Solo lo que se sostiene, es. Sigue siendo. De eso se trata la mayor parte de nuestra vida, como se manifiesta de una manera dramática en tiempos como los actuales. Hay que sostenerse. Que es lo que hacen Koke y Saúl en el Atleti. Sostenerlo. Todos los jugadores, desde el primero al último, lo sostienen. Pero sobre todos, más que ningún otro y por encima del brillo personal hasta poner en riesgo incluso la salud personal, Koke y Saúl. Koke y Saúl son los paladines del sostenerse del Atleti dentro del campo. Simeone, fuera. Como lo fueron Godín, Juanfran, Gabi y el propio Koke. Como lo fueron Adelardo y Luis en el Atleti de los 70. Siempre había jugadores más brillantes que ellos, que daban vuelo al equipo. Pero los que lo sostenían una y otra vez, dentro y fuera del campo, eran Adelardo y Luis. Como ahora Koke y Saúl. En estos momentos brillantes de ahora mismo me acuerdo del año pasado y del anterior. Más aún: lo mejor de estos momentos brillantes de ahora mismo (como cuando cualquiera de nosotros vuelva a brillar, después de tanta tribulación) son precisamente el año pasado y el anterior, sin los que nada bueno que pueda ocurrir en éste sería posible. Gracias sobre todo a Simeone, a Koke y a Saúl, sin los que el Atleti no se habría sostenido.