El sistema está podrido. La administración de justicia en el campo, los despachos y los comités está tomada por una banda de sicarios a las órdenes de un presidente servil, arrastrado y vendido a los intereses del duopolio (y especialmente de Florentino Castor). Se cargaron las recusaciones y ya solo nos queda el pataleo y la diversión de esperar a ver a quién nos mandan cada semana (la danza de los limones con Gilmasano, Munuera Guatemala, Munuera Guatepeor y Pojak en modo bucle, intercalando alguna persona nomal de cuando en cuando para disimular tanto odio), y qué se inventa esa semana. Lo del sábado fue especial: es de las primeras veces que nos gana en "el otro fútbol" no el rival, sino el colegiado. Canchero, habilidoso y provocador, buscando bocas y sacando a gente de la concentración. Solo le faltó simular una agresión (física, porque la verbal de Correa ya supuso el agotamiento del papel de fumar en todos los estancos de Vallecas).