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Ser como ellos y más

Último artículo 10-09-2021 21:37 escrito por eduguada. 21 respuestas.
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  • 03-09-2021 20:27

    Ser como ellos y más

    Tomo como referencia e inspiración de este post alguno de los últimos de Alemao (a quien, por otra parte, agradezco su elogio y su vuelta a este foro) y en especial un párrafo en que hace alusión a su deseo de un Atleti ganador y a las campañas de publicidad de la Sra. Rushmore, que podéis encontrar en el hilo dedicado a Griezmann.

    Los mitos pueden ser luminosos o esclarecedores, ambiguos o claroscuros y oscurantistas o confusionarios. En lo que atañe al Atleti, no se me ocurre otro más oscurantista que el que se sintetiza bajo el eslogan "Orgullosos de no ser como ellos". Naturalmente, jamás ha quedado establecido cómo son ellos y cómo, por contraposición, seríamos nosotros. Pero, desde luego, tengo por seguro que las diferencias, al parecer insoslayables, a que se refiere no conciernen a cuestiones meramente físicas (como que ellos tengan un número de ojos, orejas o piernas mayor o menor que nosotros, o que sean más o menos rubios), ni biológicas (como que sus procesos celulares fueran distintos de los nuestros), ni biográficas (como que sus parejas les amen o les abandonen con mayor frecuencia que a nosotros las nuestras o que ellos adquieran mayor o menor reconocimiento en sus trabajos que nosotros en el nuestro). No. Todo apunta a que esas diferencias son de carácter moral. Y son insoslayables porque afectan al ser. No a determinados comportamientos o conductas sino al ser mismo. No somos como ellos. Pero el eslogan empieza por manifestar bien a las claras que de ese no ser como ellos estamos orgullosos. Es decir que, en definitiva, somos mejores que ellos. Quizá porque se sugiera que ellos son arrogantes, presuntuosos, ligeros en sus afectos, conservadores y solo les preocupa ganar, mientras que nosotros somos humildes, empáticos, leales, rebeldes y más que ganar nos preocupa el cómo se gana.    

    Sin embargo, basta echar la vista atrás unas decenas de años para darse cuenta de que no es así. Por ejemplo, en 1.951, cuando en los últimos doce años el Atleti había ganado cuatro ligas y su presidente acariciaba la idea de construir un estadio para 90.000 espectadores mientras que el Madrid no había ganado absolutamente nada, el Atleti (que lo había sido de Aviación) era el equipo del régimen y era hacerse del Madrid lo que constituía una rebeldía. Veinte años después, a principios de los setenta, doy fe de que en las conversaciones sobre fútbol no se hablaba una palabra de calidades morales ni de sentimientos. Se hablaba de que Gárate era mejor que Santillana, de que Ufarte no tenía nada que envidiarle a Amancio y de que la media compuesta por Adelardo, Luis e Irureta se comía a todas las medias de España y casi todas las de Europa. El argumento de la superioridad moral es una construcción de Jesús Gil que surge a finales de los noventa y cristaliza en lo que Alemao llama "los años de plomo", los primeros del presente siglo. Al principio de su mandato, lo que Jesús Gil quería (y expresaba, dentro de su verborrea, con una novedosa jerga de economista) era "robarle al Madrid cuota de mercado". Es decir, plantarle cara. Por eso hizo un gran equipo. Pero luego, ignoro las razones y si formaban o no parte de un plan más vasto, abdicó de ese propósito, descapitalizó al club, conspiró contra él y finalmente se lo apropió por medios criminales. A finales del los noventa (después de un inesperado doblete conseguido por un equipo construido para quedar quinto o sexto y un último, desvencijado y fracasado atisbo de grandeza protagonizado en la temporada 97/98), sabiéndose incapaz de discutirle al Madrid su poder (el poder real y efectivo en el campo de juego y, como consecuencia de él, en las instituciones) comienza a fraguar su argumento de la superioridad moral como una añagaza de tahúr (y no me atrevería a enmendar a quien me dijera que en eso, más bien, consistía su estrategia). Su antimadridismo, entendiendo por madridismo no el rival institucional sino una especie de ser inferior que, en el colmo de su vulgaridad, celebraba los triunfos en Cibeles mientras nosotros, tocados por los dioses, elevábamos los brazos al cielo y clamábamos ¡Ah, mirad cómo sentimos!

    El sentimiento. La Sra. Rushmore. Los años (cuántos; todavía, de hecho, no han pasado del todo) en que las grandes figuras estaban en la grada. Cierto que, como ocurre con muchos argumentos tramposos, pueden servir en un momento dado como elemento aglutinador, como bálsamo. Pero a condición de que luego te despojes de ellos como de un traje roto. El fútbol, que es un deporte de ciudades y tiene un carácter político, admite una evidente comparación con la guerra (por eso hay himnos, uniformes, banderas y, propiamente, no espectadores sino seguidores), si bien de naturaleza dramática y no trágica, pues no está la vida en juego. Quiere ello decir que la batalla solo se resuelve a través de la victoria y que no se trata de que gane el mejor sino de que quien gana es el mejor precisamente por el hecho de haber ganado. Luis, que era una persona muy inteligente, lo expresó de manera inequívoca en aquella famosa intervención que también recuerda Alemao. Ganar, ganar y ganar. Lo dijo doce veces. Y no olvidemos que era una respuesta a una pregunta acerca de "su filosofía del fútbol". En el terreno de la victoria (en el campo y en las instituciones) es en el que tenemos que enfrentarnos a los rivales y, eminentemente, al Madrid. Esas conductas arrogantes, presuntuosas y conservadoras de los madridistas no son más que las propias de quien se sabe hegemónico y quiere seguir siéndolo. Esta prensa deportiva no son sino una constatación de su poder. Pero no hay ninguna superioridad moral por nuestra parte, así que de lo que tendríamos que sentirnos orgullosos, en todo caso, no es de no ser como ellos sino de que, siendo como ellos, no queremos formar parte de ellos. Al contrario. Queremos discutirles, oponérnosles y vencerles. Y no en esos fárragos confusionarios del sentimiento y las cualidades morales sino en el campo y en las instituciones. Por eso tengo en la más alta estima a quien está haciendo posible que la batalla se libre de poder a poder. Todo lo que sea apelar al argumento de la superioridad moral constituye una confesión de debilidad y el más fiel testimonio de la herencia de Jesús Gil.         


  • 04-09-2021 22:13 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    Habrá quien esté más o menos de acuerdo con sus apreciaciones. Pero seguro hay unanimidad en que este foro disfruta del privilegio de contar con una extraordinaria pluma como la de -fernando-, quien además no se limita a escribir para la tribuna: todas y cada una de sus publicaciones exigen un esfuerzo por parte del lector, pues nos hacen reflexionar.
    'El primer día, Luis se presentó en el vestuario con una cartera en la mano. Nos sorprendió que nos hablara a todos de usted, a gente que como Adelardo había estado con él de jugador durante 13 temporadas, Gárate, nueve, yo ocho. Enseguida lo entendimos: "Hasta ahora he sido vuestro compañero, ahora soy vuestro jefe".'
  • 04-09-2021 22:55 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    Se puede o no estar de acuerdo en lo que dice Fernando (yo lo suscribo al 100%). Lo que me parece incuestionable es el placer de leer a alguien que sabe lo que dice y que conoce nuestra Historia. Evidentemente, es un placer que no siento a menudo por aquí.
  • 05-09-2021 0:27 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    La lucha del de abajo con el de arriba. Cada uno con sus armas para intentar subir de nivel hasta que se consigue y luego no quieres que cambie nada. Ese es el reto largo en el tiempo de hacerlo consiguiendo mantener la identidad que te ha llevado a conseguir exito.
  • 05-09-2021 9:08 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    -fernando-:

    Tde lo que tendríamos que sentirnos orgullosos, en todo caso, no es de no ser como ellos sino de que, siendo como ellos, no queremos formar parte de ellos. Al contrario. Queremos discutirles, oponérnosles y vencerles. Y no en esos fárragos confusionarios del sentimiento y las cualidades morales sino en el campo y en las instituciones. Por eso tengo en la más alta estima a quien está haciendo posible que la batalla se libre de poder a poder. Todo lo que sea apelar al argumento de la superioridad moral constituye una confesión de debilidad y el más fiel testimonio de la herencia de Jesús Gil.         


    A columnas.
  • 05-09-2021 11:21 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    -fernando-:

    Tomo como referencia e inspiración de este post alguno de los últimos de Alemao (a quien, por otra parte, agradezco su elogio y su vuelta a este foro) y en especial un párrafo en que hace alusión a su deseo de un Atleti ganador y a las campañas de publicidad de la Sra. Rushmore, que podéis encontrar en el hilo dedicado a Griezmann.

    Los mitos pueden ser luminosos o esclarecedores, ambiguos o claroscuros y oscurantistas o confusionarios. En lo que atañe al Atleti, no se me ocurre otro más oscurantista que el que se sintetiza bajo el eslogan "Orgullosos de no ser como ellos". Naturalmente, jamás ha quedado establecido cómo son ellos y cómo, por contraposición, seríamos nosotros. Pero, desde luego, tengo por seguro que las diferencias, al parecer insoslayables, a que se refiere no conciernen a cuestiones meramente físicas (como que ellos tengan un número de ojos, orejas o piernas mayor o menor que nosotros, o que sean más o menos rubios), ni biológicas (como que sus procesos celulares fueran distintos de los nuestros), ni biográficas (como que sus parejas les amen o les abandonen con mayor frecuencia que a nosotros las nuestras o que ellos adquieran mayor o menor reconocimiento en sus trabajos que nosotros en el nuestro). No. Todo apunta a que esas diferencias son de carácter moral. Y son insoslayables porque afectan al ser. No a determinados comportamientos o conductas sino al ser mismo. No somos como ellos. Pero el eslogan empieza por manifestar bien a las claras que de ese no ser como ellos estamos orgullosos. Es decir que, en definitiva, somos mejores que ellos. Quizá porque se sugiera que ellos son arrogantes, presuntuosos, ligeros en sus afectos, conservadores y solo les preocupa ganar, mientras que nosotros somos humildes, empáticos, leales, rebeldes y más que ganar nos preocupa el cómo se gana.    

    Sin embargo, basta echar la vista atrás unas decenas de años para darse cuenta de que no es así. Por ejemplo, en 1.951, cuando en los últimos doce años el Atleti había ganado cuatro ligas y su presidente acariciaba la idea de construir un estadio para 90.000 espectadores mientras que el Madrid no había ganado absolutamente nada, el Atleti (que lo había sido de Aviación) era el equipo del régimen y era hacerse del Madrid lo que constituía una rebeldía. Veinte años después, a principios de los setenta, doy fe de que en las conversaciones sobre fútbol no se hablaba una palabra de calidades morales ni de sentimientos. Se hablaba de que Gárate era mejor que Santillana, de que Ufarte no tenía nada que envidiarle a Amancio y de que la media compuesta por Adelardo, Luis e Irureta se comía a todas las medias de España y casi todas las de Europa. El argumento de la superioridad moral es una construcción de Jesús Gil que surge a finales de los noventa y cristaliza en lo que Alemao llama "los años de plomo", los primeros del presente siglo. Al principio de su mandato, lo que Jesús Gil quería (y expresaba, dentro de su verborrea, con una novedosa jerga de economista) era "robarle al Madrid cuota de mercado". Es decir, plantarle cara. Por eso hizo un gran equipo. Pero luego, ignoro las razones y si formaban o no parte de un plan más vasto, abdicó de ese propósito, descapitalizó al club, conspiró contra él y finalmente se lo apropió por medios criminales. A finales del los noventa (después de un inesperado doblete conseguido por un equipo construido para quedar quinto o sexto y un último, desvencijado y fracasado atisbo de grandeza protagonizado en la temporada 97/98), sabiéndose incapaz de discutirle al Madrid su poder (el poder real y efectivo en el campo de juego y, como consecuencia de él, en las instituciones) comienza a fraguar su argumento de la superioridad moral como una añagaza de tahúr (y no me atrevería a enmendar a quien me dijera que en eso, más bien, consistía su estrategia). Su antimadridismo, entendiendo por madridismo no el rival institucional sino una especie de ser inferior que, en el colmo de su vulgaridad, celebraba los triunfos en Cibeles mientras nosotros, tocados por los dioses, elevábamos los brazos al cielo y clamábamos ¡Ah, mirad cómo sentimos!

    El sentimiento. La Sra. Rushmore. Los años (cuántos; todavía, de hecho, no han pasado del todo) en que las grandes figuras estaban en la grada. Cierto que, como ocurre con muchos argumentos tramposos, pueden servir en un momento dado como elemento aglutinador, como bálsamo. Pero a condición de que luego te despojes de ellos como de un traje roto. El fútbol, que es un deporte de ciudades y tiene un carácter político, admite una evidente comparación con la guerra (por eso hay himnos, uniformes, banderas y, propiamente, no espectadores sino seguidores), si bien de naturaleza dramática y no trágica, pues no está la vida en juego. Quiere ello decir que la batalla solo se resuelve a través de la victoria y que no se trata de que gane el mejor sino de que quien gana es el mejor precisamente por el hecho de haber ganado. Luis, que era una persona muy inteligente, lo expresó de manera inequívoca en aquella famosa intervención que también recuerda Alemao. Ganar, ganar y ganar. Lo dijo doce veces. Y no olvidemos que era una respuesta a una pregunta acerca de "su filosofía del fútbol". En el terreno de la victoria (en el campo y en las instituciones) es en el que tenemos que enfrentarnos a los rivales y, eminentemente, al Madrid. Esas conductas arrogantes, presuntuosas y conservadoras de los madridistas no son más que las propias de quien se sabe hegemónico y quiere seguir siéndolo. Esta prensa deportiva no son sino una constatación de su poder. Pero no hay ninguna superioridad moral por nuestra parte, así que de lo que tendríamos que sentirnos orgullosos, en todo caso, no es de no ser como ellos sino de que, siendo como ellos, no queremos formar parte de ellos. Al contrario. Queremos discutirles, oponérnosles y vencerles. Y no en esos fárragos confusionarios del sentimiento y las cualidades morales sino en el campo y en las instituciones. Por eso tengo en la más alta estima a quien está haciendo posible que la batalla se libre de poder a poder. Todo lo que sea apelar al argumento de la superioridad moral constituye una confesión de debilidad y el más fiel testimonio de la herencia de Jesús Gil.         


    Pues como decía Doña Pilar López, la maestra de Antonio Gades y Mario Maya, después de leer esto de fernando no puede decir uno nada más que "muchas gracias, buenas tardes".
    "¿Pupas? No sé lo que es eso. Estuve aquí cinco años y gané Copa, Campeonato, Europa League y Supercopa de Europa. No sé lo que es".
  • 05-09-2021 11:53 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    Lo más positivo de textos como el de Fernando es que te obligan a reflexionar y escribir bien... en la medida de lo posible, claro. Como dice el Cholo, elevan el nivel de exigencia. Nivel que, por regla general y lamentablemente, tanto en este foro como en muchos otros, es bastante bajo.

    Solo añadiría que lo que nos diferencia de ellos no somos nosotros, ni tan siquiera ellos; sino lo que rodea a uno y otro equipo. Los turistas peregrinan a la cochiquera a hacerse selfies, los periódicos solo hablan de ellos, las grandes estrellas del planeta fútbol sólo quieran solazarse en su cuadra y los círculos del poder gravitan en su entorno.

    Había una película de Travolta, bastante mala por otro lado, en donde los blancos eran los que conducían las limusinas y limpiaban las casas, mientras que los negros dirigían las grandes empresas y jugaban al golf en el club de campo. Al final al cambiar las tornas no cambiaba nada. Los de abajo seguían aguantando y los de arriba aprovechándose. La diferencia es que al crecer desde (casi) cero puedes intentar no acabar siendo como han sido ellos, prepotentes, abusivos, obscenos y soberbios.

  • 05-09-2021 13:49 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    Esto es como en cualquier ámbito de la vida. Si eres millonario, pero te lo has tenido que ganar con gran esfuerzo viniendo de la nada, aprecias los "lujos" más que si has nacido con dinero y siempre has podido comprar y hacer lo que te da la gana.
    Yo también suscribo las palabras de -fernando-. Tener esa perspectiva histórica es muy importante para entender quienes somos, de dónde venimos y adónde vamos.
    También quería comentar que por supuesto es un placer leer a gente como él en el foro. Y espero que, tras haber visto ciertas contestaciones a gente como -fernando-, Exiliado o Alemao, independientemente de filias y fobias, que estemos de acuerdo o no, nos expresemos con respeto y no empujemos a más foreros a desaparecer del foro como ya ha pasado con varios históricos.
  • 06-09-2021 2:19 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    Muchas gracias, señores. La verdad es que en este foro casi todo el mundo es educado y respetuoso.
  • 06-09-2021 11:21 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    Pues estando muy bien escritas, lo que es evidente, discrepo profundamente con varias de las cosas que apunta Fernando. Que hace una fusión de dos cosas que no son para nada lo mismo. Una cosa es la estética del perdedor orgulloso de serlo que cultivaron ciertos anuncios. Que por cierto, ni siquiera eran todos. Leyéndoos parece que la Sra. Rushmore solo hubiera celebrado esa parte, cuando lo que tenían en común todos los que hicieron era un sentimentalismo algo pasteloso, pero bastante efectivo. En varias ocasiones apelaban a la hermandad entre rojiblancos, al "no lo pueden entender" o una cierta rebeldía contra el "estado natural de las cosas" (el madridismo, vaya) que son valores plenamente vigentes en el Aleti del Cholo. No creo que nadie se volviera un perdedor ni se solazara en las derrotas por esas campañas de imagen. Lo que hacían era vender lo único vendible en un ex-club a la deriva en una crisis profunda en lo deportivo e institucional: recuerdos, emociones, símbolos. Eran buenos anuncios, y eran realistas, el equipo era un solar. Si los atléticos se comieron las sentencias y toda la mierda de resultados que nos trajo Gil con patatas no es culpa de los anuncios, que nos las hicieron tolerables. Fueron los medios deportivos los que blanquearon y sembraron el "no hay nada que hacer, el club es suyo". Creo, por último, que esos spot tenían una lectura diferente de puertas afuera (menudos perdedores orgullosos de serlo) que dentro de los atléticos (cómo nos hacen sufrir estos mamones hasta ganando, véase los últimos 3 partidos de la última liga).
    Pero incluso si aceptamos la premisa, y consideramos esas campañas un veneno, que nos hace ser unos perdedores, ¿no hay otra posibilidad que ser como "ellos"? (a los que por simetría pareces considerar unos ganadores). Se puede, y se debe, ser competitivo. Se puede y se debe ser ambicioso. Lo que no se puede es ser un pinche merengón de Hacendado. A mi si me dicen que el club puede pegar un pelotazo como el de la Ciudad Delictiva del trampas me da asco, y no lo quiero (y no quise el supuesto pelotazo de la mierda de estadio que nos venden como la panacea). Escucho a periodistas lamesables y no me agradan, aunque "vayan" con mi equipo. Veo el reparto de las teles y me parece injusto, aunque nos beneficie con respecto a 17 equipos, lo que ayuda a consolidar entrar siempre en champions. Si un día veo un arbitraje que nos beneficie escandalosamente -y dado que tengo buena salud, y soy aún relativamente joven, no descarto verlo algún día- no me gustará y no presumiré de ello. Veo patrocinadores que podrían dar mucha pasta -como las casas de apuestas, o las satrapías petroleras- y prefiero que ingresen menos, con tal de no verlos manchar nuestra camiseta -es ridículo tener una camiseta de Spiderman, pero Spiderman no va fomentando la adicción en cada cole-. Yo no quiero suplantar al mandril, ser más grande que ellos, porque para hacerlo hay ineludiblemente que caer en su juego repulsivo de ayudas de todo tipo -porque ellos no van a renunciar a tales prebendas-.
    Y claro que hay una superioridad moral en ello: la del honrado frente al ladrón, la del trabajador frente al jeta, la del cumplidor frente al aprovechado, la del elogio sincero frente al peloteo interesado, la del vocacional frente al mercenario. A los ladrones, jetas, aprovechados, pelotas y mercenarios les gusta decir que todos somos iguales, que cualquiera haría lo mismo en las mismas circunstancias. La vida me ha dado unos cuantos ejemplos de que no es así, solo que si no te pliegas cuesta un poco más llegar lejos -tal vez no llegues nunca-. No somos mejores porque somos atléticos -la afición rojiblanca está lleno de escombros, vendemadres, veletas y postureo-. Pero porque no somos ciertas cosas, nunca podríamos ser madridistas.
    pasaoporagua:
    Esto es como en cualquier ámbito de la vida. Si eres millonario, pero te lo has tenido que ganar con gran esfuerzo viniendo de la nada, aprecias los "lujos" más que si has nacido con dinero y siempre has podido comprar y hacer lo que te da la gana.
    Yo también suscribo las palabras de -fernando-. Tener esa perspectiva histórica es muy importante para entender quienes somos, de dónde venimos y adónde vamos.
    También quería comentar que por supuesto es un placer leer a gente como él en el foro. Y espero que, tras haber visto ciertas contestaciones a gente como -fernando-, Exiliado o Alemao, independientemente de filias y fobias, que estemos de acuerdo o no, nos expresemos con respeto y no empujemos a más foreros a desaparecer del foro como ya ha pasado con varios históricos.
    Pasaoporagua, no hay millonarios con su esfuerzo ni viniendo de la nada. Eso son cuentos escogidos, historias ejemplarizantes para que los humildes doblen el lomo y sean buenecitos. A millonario (no a vivir bien, ni a estar acomodado, ni que no falte de nada a tus hijos, ni a mover cierta pasta: millonario de verdad) solo se llega por herencia, por falta de escrúpulos e incumplimiento de las leyes o por la explotación de otros (o por la combinación de varias). Por eso yo no quiero ganar tanto en la vida ni en el fútbol.
  • 06-09-2021 13:01 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    Magnifica reflexión de Cobarder, cómo siempre.
    El mayor exito de la educación es la tolerancia

  • 06-09-2021 13:53 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

     Cuando un manipulador profesional como Gil retuerce la Historia se suelen dar dos reacciones, la de los que están a favor y quieren creerse a pies juntillas lo que les plantean porque les sirve para sobrellevar mejor los fracasos y la de los que su rechazo frontal les lleva sin darse cuenta a ser sin quererlo también manipulados, al pasar del rechazo a la negación absoluta. Y es que la Historia vista parcialmente tiende a darnos la razón a todos, pero en perspectiva no nos la suele dar a ninguno. 

    Veamos la historia del "Pupas", planteada por Vicente Calderón como lo mala suerte de aquel que haciendo todo para ganar se quedaba al borde del triunfo por situaciones puntuales adversas, se puede hablar de cierta estetica del perdedor, pero no del mediocre. La manipulación de esta idea por parte de Gil llevó a las dos posturas antes indicadas aquellos que la aceptaron para aguantar la situación que se había generado antes de su llegada y que él utilizo para justificar sus fracasos, y la de aquellos que rechazando al inicio a Gil o sintiendose posteriormente engañados pasaron a negativa total, sin diferenciar las intenciones de Gil y Calderón. 

    Lo mismo se puede hablar de la confrontación moral contra el Mandril. Yo me abrí al futbol en los años setenta a través de la familia paterna y puedo asegurar que la sensación de los beneficios al Mandril  y la  inmoralidad de sus triunfos basados en los favores del poder existía, y también puedo asegurar que no era una familia precisamente antifranquista. Se daba por hecho que el Estado tenía un equipo y los demás tenían que luchar contra él, contra el equipo no contra el Estado ojo, como una especie de rebeldía que no trascendía ni mucho menos a lo político. Eso se transformaba en historias y leyendas, unas reales y otras no, sobre como Bernabeu convenció a Franco de hacer un equipo para demostrar a Europa los beneficios de la dictadura al estilo de las repúblicas comunistas, el famoso fichaje de Di Stéfanos, los arbitrajes Guruceta mediante y demás. Todo esto también lo recogió Gil para esconder lo que antes he dicho que eran fracasos pero que realmente era nula disposición a hacer un equipo de verdad el cual solo era utilizado para su objetivo real, hacerse pasar por un empresarioi de éxito y dar el salto a la política. Y ojo que el abordaje que había hecho Gil en nuestro club ya lo había intentado en el Mandril. Jamás hizo un buen equipo ni tuvo la intención de hacerlo ficho a Futre y a veteranos con nombre como Goicoechea y Lopez Ufarte porque le aseguraban que se viera la fachada, pero su intención fue siempre propagandística recuperando al año siguiente su inversión y comenzando la serie de peregrinas excusas con las que siempre maquilló sus intenciones reales. 

    Respecto a lo del Atlético Aviación, aquí dejo un enlace sobre el asunto para no alargarme.

    https://los50.es/las-mentiras-sobre-el-atletico-aviacion-el-equipo-del-regimen/

    Y esto nos lleva al asunto central para el cual nos hemos desviado buscando una justificación histórica. Al final hay que ganar, ganar y ganar como digo Luis Aragonés, pero, ¿De cualquier forma?, eso ya es cuestión de cada uno, porque curiosamente ningún debate se ha centrado en la moralidad de los actos de Griezzman, sino en los nuestros propios al aceptarlos y la postura es la que siempre se ha planteado a través de los siglos, ¿Todo vale?. 

    SALUDOS. 

    Diles que se vayan
  • 06-09-2021 14:26 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    Cobarder:
    Pasaoporagua, no hay millonarios con su esfuerzo ni viniendo de la nada. Eso son cuentos escogidos, historias ejemplarizantes para que los humildes doblen el lomo y sean buenecitos. A millonario (no a vivir bien, ni a estar acomodado, ni que no falte de nada a tus hijos, ni a mover cierta pasta: millonario de verdad) solo se llega por herencia, por falta de escrúpulos e incumplimiento de las leyes o por la explotación de otros (o por la combinación de varias). Por eso yo no quiero ganar tanto en la vida ni en el fútbol.
    Dejando de un lado lo de los millonarios y como hacen su fortuna, que no era la intencion del post, lo que es claro es que cuanto menos te cuesta conseguir algo menos se valora. Es una reaccion natural. Nunca va a valorar una liga un Man U por ejemplo como la primera liga que gano el Leicester. En cualquier caso coincido con tu postura de que no todo vale y no siempre la meta justifica los medios. Tambien tengo claro que el Atleti fue un equipo hegemonico en distintas epocas de la historia y no debemos renunciar a aspirar a ser dicho equipo otra vez.
  • 06-09-2021 19:12 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    Claro que los anuncios estaban bien hechos, Cobarder. Incluso muy bien hechos. Y claro que fueron efectivos. Produjeron cohesión y dieron un sentido muy determinado sobre la base de un mito. El problema es que el mito era oscuro y confusionario y una vez que impregna en la masa, esa masa ya no puede deshacerse libremente de él sino que, muy al contrario, tiende a reeditarlo para afirmarse como tal. Esos anuncios contribuyeron a cristalizar el argumento de la primacía del sentimiento como rasgo diferencial. ¿Cómo que "no lo pueden entender"? ¿Quién no lo puede entender? ¿"Ellos", acaso? ¿Sentimos nosotros más? ¿Sentimos mejor? La rebeldía ante eso que llamas "el estado natural de las cosas" , ¿era sentir más y mejor y no, precisamente, fichar mejores jugadores y entrenadores para discutir sobre el césped y en las instituciones esa hegemonía? Lo de sentir más y mejor tenía desde luego la virtud inatacable de ser gratis y surtir efectos inmediatos. De buenas a primeras éramos los campeones del mundo del sentimiento. No como "esos", que ni siquiera lo pueden entender. Por otra parte, el sentimiento del fracaso, ¿es mejor que el del éxito? El de la derrota, ¿mejor que el de la victoria? Mira por dónde acabamos de descubrir que lo que con esos anuncios cristalizó no fue propiamente la primacía del sentimiento sino la del sentimiento de fracaso y la derrota. Es decir que para demostrar que sentíamos más y mejor era indispensable el fracaso y la derrota (¡esa imagen del millón de confetis una mañana de domingo en el Calderón para recibir al Betis en Segunda que dieron la vuelta al mundo!) Sin duda que literariamente dan mucho más juego el fracaso y la derrota que el éxito y la victoria, tan triviales y evidentes. Por eso en torno al Atleti ha surgido una literatura (empezando por la mitad de la canción de Sabina).

    Particularmente inasumible me parece tu aseveración del que el "no lo pueden entender" y la rebedía contra "el estado natural de las cosas" son "valores plenamente vigentes en el Atleti del Cholo". Porque la rebeldía del Atleti del Cholo, con independncia del uso diáléctico que éste haga aprovechando el mito en su favor, no se sustancia en el sentimiento ni la superioridad moral sino en ganarles sobre el terreno de juego y contribuir a robustecer al club de manera que incluso pueda rivalizar con ellos en la calidad de los fichajes. Y eso claro que lo pueden entender. Lo entienden tan bien que no ha vuelto a aparecer en sus gradas aquella pancarta donde se buscaba un digno rival para un derby decente. 

    Pero claro, el mito de la superioridad moral exige contraprestaciones. Hay que ser intachable. Hay que mantener a raya esas pulsiones elementales de victoria y de poder, no vaya a ser que terminemos siendo "como ellos". Lo que produce el efecto en verdad cómico (sobre todo si no eres del Atleti) de que muchos atléticos (con la boca pequeña, sí, con cariño y admiración y en voz baja mas no sin considerarse cargados de razón) le estén reprochando a Simeone ser el valedor del fichaje de Griezmann. Hay quien, en el colmo de la empatía, lo justifica como "un acto de pragmatismo". Bajo esta perspectiva, ¿habremos de calificar como "pragmático" al depredador que se lanza sobre la presa con que habrá de alimentarse?  

    Toda la descripción posterior que haces del "madridismo" y, por contraposición, del "atleticismo" constituyen, en mi opinión, la quintaesencia del mito del sentimiento y la superioridad moral que quiero combatir con mi escrito. Pero también, en el fondo, una especie de idealismo a cuya ingenuidad no me adscribo.   

    Respecto a la respuesta de kikogol II, por supuesto que en los años setenta se esgrimía que el Madrid había sido beneficiado desde los ámbitos políticos y no digamos periodísticos. Como ahora. Y es que es así. Forma parte del hecho del poder. Es el poder mismo ejerciéndose, tanto en el caso del que utiliza las influencias como en el caso de quien denuncia esa utilización e intenta a su vez utilizar las suyas. Considero que las acciones por alcanzar el poder, conservarlo y, si es posible, expandirlo o acrecentarlo constituyen casos partriculares de "la lucha poer la vida". Incluso toda generosidad parte de una firmeza previamente adquirida. La diferencia es que Calderón (y, desde luego, cualquier atlético de entonces) no entablaba la pugna en el espacio moral, donde tal pugna era inexistente, sino en el terreno de juego y en las instituciones. Preguntas que si vale todo. Para eso está la norma jurídica. La norma jurídica es la garantía del sistema.

    Sobre la moral de los actos de Griezmann como asunto a tratar, sin duda es interesante, pero ya no atañe al Atleti salvo por el hecho (en este caso, estimo que secundario) de que es jugador suyo. Atañe a un individuo concreto llamado Griezmann. 

       

  • 06-09-2021 20:09 en respuesta a

    Re: Ser como ellos y más

    Con todos mis respetos, Fernando, a mí me resulta muy duro leer en este sacrosanto foro que el Atleti fue el equipo del régimen en algún momento. Me da igual cuándo y de qué régimen. Por supuesto, yo no estaba allí pero va en contra de lo que me han contado mis mayores. A los que, entiéndelo, les otorgo más credibilidad. Me alegro mucho de que kikogol II haya puesto el enlace a ese artículo clarificador de Los 50. Sobre el resto del hilo, es tu opinión y no soy quién para rebatir. Saludos
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