Odio ser conformista y quedarme sólo con mala suerte, árbitros, blablabla. Hay mucho más detrás. Me gusta particularmente fijarme en los gestos de los jugadores, en sus caras, en sus actitudes. Tras el descanso, vi cómo salió Koke con cara de determinación hablando con uno y otro, cómo Oblak abrazaba a Felipe y a Hermoso con Herrera delante dando instrucciones y consignas. Ví que el equipo salía con determinación a remontar, lo harían o no, pero el equipo estaba vivo. No salen las cosas, pero les veo jodidos y con ganas de cambiarlas, y mientras vea eso, veo esperanza.
Luego al minuto falla Felipe y adiós al partido... en un minuto te pones 2-0 fuera de casa. Es un hostión muy importante y mina la moral de cualquiera. Y me dio pena Felipe, al menos por el respeto en momentos muy malos que vivió anoche alguien que lleva nuestra camiseta.
Lo malo de la Ópera es que se despierta uno sobresaltado en algunos momentos. Óscar Pin.